29. Stradivarius

35.4K 2.8K 273
                                    

—Viernes—

Sebastian no estaba de buen humor desde la noche anterior. Las respuestas evasivas de Ethan le afectaron más de lo que él mismo había creído e incluso ahora no lo aceptaba.

¿¡Por qué tanto misterio con la conversación que tuvo con el profesor Wild!?

No es que le importara. O al menos no le importaría si Ethan no hubiese mencionado que el profesor habló de él, pero aún estaba enojado por lo que hizo respecto a sus marcas. El chico era tan inocente... y Sebastian tan acertado, esas marcas eran difíciles de ver para cualquier persona, el cuidado que tuvo el profesor al ponerlas solo revelaba lo posesivo que era, molestarlo un poco no era difícil.

Pero de haber sabido que eso le provocaría la incertidumbre más insoportable de su día, probablemente lo hubiese pensado dos veces.

Y para arreglarlo, estaba haciendo lo que había jurado que no haría.

Entró a la sala de artes sin prisa, por más ansioso que estuviese jamás lo demostraría de forma externa. Sabía que el profesor Wild siempre llegaba mucho antes que los alumnos debido a que tenía que verificar el estado de los lienzos y el material que les quedaba para trabajar, así que esperaba encontrarlo retirando las mantas de los caballetes o pintando.

Pero se encontró con una escena bastante peculiar, Wild estaba sentado frente a su escritorio con la cabeza apoyada en la superficie de madera, sus rizos le cubrían el rostro creando una montaña rubia y suave que no se movía mientras sostenía lo que parecía ser su celular. El aparato comenzó a sonar en la mano del profesor y éste lo hizo callar antes de dejarlo caer al suelo. Todo sin cambiar de posición.

El moreno suspiró en silencio, al menos el hombre se movía.

Se acercó sigilosamente a él, recogiendo el celular en el camino. Extendió la mano y por un instante acarició esos perfectos rizos, pero Wild se incorporó de golpe al sentir el tacto.

—¿Es muy temprano para usted, profesor Wild? No creí que durmiera en clase.

—W-wayne... —murmuró al reconocerlo, más sorprendido de lo que Sebastian esperaba.

La imagen del rubio en ese momento era graciosa, con algunos rizos pegados a su rostro y sus mejillas claramente pintándose de rosa por la confusión.

—Espera, ¿qué haces aquí? Aún no comienzan las... ¡ni siquiera tienes clase conmigo! —alegó cuando comenzó a razonar.

Sebastian torció la boca, no es que le agradara mucho estar aquí en primer lugar. Pero tampoco lo odiaba.

—Necesito hacerle unas preguntas.

El rubio entrecerró los ojos mientras regresaba el terco cabello a su lugar.

—¿A mí? No doy entrevistas a esta hora.

—Wild...

—No, hablo enserio. Tú jamás "necesitas" algo de mí, tengo derecho a estar genuinamente confundido —se defendió.

Sebastian alzó el celular que había recogido y lo balanceó frente al rostro del profesor, éste intentó arrebatárselo, pero el moreno lo alejó rápidamente.

—¡Devuélvemelo!

—sted lo lanzó al suelo, pero no voy a preguntar por eso ahora. Quiero saber qué fue lo que le dijo a Ethan —reveló con el rostro indiferente de siempre.

—¿¡Perdón!? —dijo indignado—. Fue una conversación privada, no seas entrometido.

—No lo sería si usted no me hubiese metido en esto. Mi "amigo" no ha perdido oportunidad de molestarme desde entonces y necesito algo con lo cual defenderme —explicó mientras hacía ademán de guardar el aparato en su bolsillo.

M. Byron [The Teacher] - ¡Disponible en físico!Where stories live. Discover now