13. El indeseable principio

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—Horas antes de encontrarse con Jeremy—

El día tenía aspecto de tornarse letárgico a medida que pasaban los primeros minutos de la mañana. Perdió el sueño en la madrugada, y cuando había vuelto a conciliarlo, el despertador se hizo escuchar con una insistencia atronadora. Cualquier otro día se hubiese puesto de malhumor al instante, pero inclusive cuando sabía que tendría un largo día, seguía con el mismo estado de ánimo que ayer. Y el día anterior. Y el anterior a ese.

Algo estaba mal. O algo estaba terriblemente bien.

Aún tenía esos ligeros problemas de insomnio y esos eternos dolores de cabeza, pero el cansancio que siempre resentía su cuerpo había disminuido, y su nivel de estrés había descendido a un grado considerable. Estaba más relajado, y era tan notorio que al principio le asustó, pues vaya ironía, no era normal que se sintiera tan bien.

Este día no tenía que impartir clases a la primera hora, pero había sido citado por el viejo William para el papeleo habitual, era algo que Byron debería hacer en las juntas de academia con el resto de los profesores, pero el viejo prefirió que ambos los hicieran en privado para asegurarse de que cumpliera su parte. Además, Byron detestaba mezclarse con el resto de los profesores, él les decía abiertamente que eran una molestia y eso representaba un problema para el director, quien al final terminaba utilizando la carta de "quien manda aquí soy yo" para proteger a Byron, aunque las consecuencias fuesen igual de problemáticas.

Miró hacia la ventana e hizo una mueca al ver las enormes nubes grises que pintaban un gran panorama en la zona boscosa que rodeaba Haverville. Le gustaba mucho la lluvia, era relajante y dejaba un clima fresco a su paso, él no soportaba el calor. Sin embargo, sabía que Jeremy no pensaba igual y que por ende su amigo no tendría un buen día, detestaba tanto el clima lluvioso que a veces fingía estar enfermo para no salir a enfrentarse con la llovizna, y Byron terminaba sacándolo a rastras de su departamento.

Terminó de vestirse y tomó el enorme paraguas negro del armario, sabía que no dejaría de llover en todo el día y tal vez inclusive en toda la semana, ya llevaban tres días con una fina cortina de lluvia imparable. Jeremy comenzaría a ponerse insoportable hasta que llegara "ese" día, después pasaría un tiempo como muerto viviente y de repente volvería a ser el mismo. Era así todos los años, Byron juntaba toda su paciencia para no golpearlo, detestaba verle tan deprimido.

Era algo inevitable si consideraba lo sucedido, él sabía a la perfección lo que era sentirse culpable. Pero a diferencia de Jeremy, ni una sola vez lo había demostrado.

Se encaminó a la salida del edificio, procurando utilizar los pasillos que estaban techados antes de tener que abrir su paraguas, repasando mentalmente todo lo que tendría que hacer en el día y calculando los horarios de sus clases para incorporarlos a su trabajo con el manuscrito y una posible junta.

Cuando llegó a la recepción de la oficina central, se sorprendió al ver a ciertos miembros veteranos del rector que esperaban afuera con una seria conversación, Byron tenía que saludarlos con cortesía o William terminaría regañándolo.

—Buenos días, señores —saludó con una hipócrita y amigable sonrisa que afortunadamente todos se creyeron, pero pasó de largo junto a ellos para acercarse a la secretaria—. Buenos días señora Seller, tengo una junta con el director Rogers —anunció y con una mirada discreta, apuntó hacia los miembros del rector.

—Buenos días profesor Byron, espere un momento a que se desocupe, le informaré de su llegada en un instante —respondió la mujer mientras escribía en un pequeño bloc de notas adhesivo y se lo pasó a Byron—. Me dijo que debe de traer estos documentos mañana, para anexarlos al sistema.

M. Byron [The Teacher] - ¡Disponible en físico!Where stories live. Discover now