Frágil

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Un profundo silencio se formó en ese duelo de miradas donde todos se examinaban entre ellos. Ethan era incapaz de desprenderse de la mirada de los gemelos, una versión joven y ligeramente menos siniestra de Byron, repetida cual gotas de agua en un perfil que simulaba ser perfecto. Con llamativos ojos que poseían un encanto distinto, un precioso azul que era una réplica de la tempestad en ellos.

La impresión lo había llevado a palidecer.

Unas manos gentiles se posaron en los tensos hombros de esos dos, las de un hombre cuya presencia comenzaba con el hecho de que era intimidante.

Al casi-rubio le tomó un largo instante asimilarlo, y principalmente encararlo. Un hombre alto, de un rubio reconocible a kilómetros, con una sonrisa cínicamente dulce y una mirada cruelmente plateada. El parecido con Darrell era estremecedor, a excepción de algunos detalles, pero era claro que llevaban la misma sangre corriendo por las venas. La genética no mentía.

—Al parecer "Ethan" ignoraba nuestra existencia tanto como nosotros la suya... —rompió el silencio uno de los gemelos.

—No es la reunión familiar que esperábamos, pero todos tenemos mucho de que hablar después de esto —coincidió Estefan—. Primero salvemos a su hermano.

~*~

Miraba de forma perdida la muñeca de Magnus, donde una línea roja se erguía hasta la bolsa que por ahora evitaría la posibilidad de que se acercase a jugar con la muerte.

Había escuchado una historia tan larga, que más de la mitad de la transfusión se había ido en ella. Estefan Bloom... o Byron, como ahora sabía, ni siquiera había esperado al médico para iniciar. Esa bolsa de sangre había venido con él, y los gemelos ahora estaban en la habitación contigua, cooperando con una dosis de respaldo por que ésta no sería suficiente si tenía una recaída. No comprendía cómo funcionaba en términos médicos, pero al parecer, no podían administrarle la sangre recién recolectada sin hacerle estudios primero.

Ninguno de ellos había cruzado palabra con Ethan después de su aparición, y apenas lo hicieron con su hermano. Estefan pidió que se retiraran con él, probablemente porque era consciente de que tenían mucho que discutir a solas, y hubo miradas de enfado por ello. Gesto que puso aún más nervioso al de ojos verdes.

Pasados unos minutos, alzó la mirada para encarar al profesor, y se resignó a retomar la conversación.

—Había muchas formas de decirme todo esto... —murmuró sentado al borde de la cama.

—Ninguna era la correcta y ningún momento era el indicado... —respondió mientras buscaba, en algún lugar de esos ojos, indicios de que le creía— Nunca imaginé que tendría que depositar ese secreto en manos de alguien más. Y temía hacerlo, porque sabía que con las lecciones de por medio... nosotros no llegaríamos muy lejos.

—Y no podías arriesgar algo tan importante con alguien con quien solo jugarías unos meses.

—Ethan...

—No, lo entiendo... —apretó los labios y miró sus manos por un momento, buscando orden en un caótico mar de sentimientos—. No sé lo que hubiese hecho en tu lugar... no soy nadie para juzgar las decisiones que tomaste, porque tal vez en ese momento fueron las correctas. Y aunque la mitad no puedo justificarlas, ahora sé que todo este tiempo fuiste consciente de que terminaríamos de esta manera. Ya sea por las lecciones... o tus hermanos... o Estefan. Pero ni siquiera eso pudo detenerte...

—¿Y tú podrías? —preguntó—Después de conocernos como lo hicimos, ¿serías capaz de ponerle un alto a "esto"? —Magnus suspiró— Es cierto que no estabas en mis planes, pero me enamoré, Ethan. Y eso es probablemente lo único que jamás consideré un error.

M. Byron [The Teacher] - ¡Disponible en físico!Where stories live. Discover now