𖤐 Capítulo 42

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Ann camino con su chaqueta azul desabotonada, el chaleco azul y dorado era visible junto a la camisa blanca de manga larga blanca marcaba sus delicadas y femeninas curvas, su falda blanca con hilo azul llegaba un poco más abajo de la mitad de los muslos, exponiendo menos piel que el resto de estudiantes. Llevaba medias blancas hasta las rodillas y un short alicrado corto para proteger su pudor.

Su cabello estaba atado en una media cola dejando su cabello rubio platino libre al viento, sus mechones azules eran hermosos y brillantes como las llamas de todos sus hechizos mágicos de fuego.

Ella se había separado de sus amigos por hablar con Angelique, nunca vio por donde se habían ido y honestamente no estaba familiarizada con todo el campus por lo que fue fácil perderse, llegó a un sendero que pareció vagamente familiar así que lo siguió creyendo que iba en el camino correcto, para su decepción a mitad de camino se dio cuenta de que estaba perdida.

Eso gracias a los gemidos en medio de los arbustos del bosque circundante.

Ann hizo una mueca, tratando de no molestarse por lo desvergonzado que se necesitaba ser para estar haciendo el delicioso a plena luz del día. Ella negó, no era su problema, siguió su camino y un crujido seguido de un gritito se elevó.

— Mabel, ah, si, ah, uhmm — La voz era igual que la de Sarah. El sonido de bofetadas hizo evidente la fuerza de sus embestidas que sólo aumentaron.

Ann los ignoró y camino dejando atrás una esfera de grabación pequeña que flotaba de forma invisible, uno nunca sabía dónde y cuando usar material de chantaje. Ella siguió caminando hasta que finalmente encontró un enorme edificio bastante apartado del resto.

Sonrió cuando encontró el edificio de color dorado brillante, la Pirita era un mineral conductor de maná mejor que el metal normal, esta era la primera vez que miraba el uso de Pirita recubriendo las paredes de piedra gris del Torreón.

— Es hermosa — Ann soltó sorprendida toda la torre brillaba como oro puro, su mente comenzó a pensar en formas diferentes de hacer uso de la Pirita.

Se sabía que era un metal duro casi indestructible, comparado con la Eternita como dos opuestos, la Eternita era impenetrable, pesada y difícil de manejar, en cambio la Pirita era fácilmente moldeada, liviana, y dependía de sus capas para detener la hoja más afilada de una buena espada.

Además, sus colores eran como el día y la noche; la Pirita brillaba como el oro reluciente, una joya del sol, por otro lado la Eternita era oscura y brillante como la noche misma, a la luz parecía una estrella fugaz, como reflejos del cielo en la tierra de los mortales.

— Sí, es muy hermosa — una voz masculina en forma de un rico barítono se escuchó a la par de Ann.

Ann asintió y se giró a ver al dueño de esa increíble voz, sus ojos se ampliaron de sorpresa al ver a un hombre más guapo de lo que alguna vez habría esperado encontrar en este mundo, su cabello era blanco con mechones azules desordenados por todo su corto cabello.

Tenía un rostro anguloso muy bonito, con piel blanca cejas rectas bien definidas como si se las estilizara, su nariz era recta, pestañas muy largas y tupidas, con ojos violetas muy hermosos, y sus labios eran delgados y rojizos que parecían cerezas.

Ann sintió su corazón acelerarse ante la belleza masculina que tenía de frente. Ella ladeo la cabeza y toda la ilusión se rompió cuando recordó que este bello rostro ya lo había visto antes, la memoria Kloffman que era eidética le trajo el recuerdo cuando él la abrumo con su belleza y le robo el libro.

Él llevaba una chaqueta negra desabotonada al igual que ella, su chaleco negro estaba ausente dejando solo a la vista una camisa de manga corta, llevaba un pantalón negro que Ann había diseñado, era Jeans y le quedaba ajustado, todo su cuerpo delgado y musculoso estaba marcado.

¡Ꭺ ꮮꭺ ꮇꮖꭼꭱꭰꭺ ꮮꭺ ꭲꭱꭺꮇꭺ!Where stories live. Discover now