Farewell City [Farewell City #1]

Cementerio.

Sin previo aviso, siente que se queda sin aire. Escucha una voz a lo lejos, pero su cerebro no conecta debido a la falta de aire y se da cuenta de que está muriendo. Logra identificar su nombre, como si alguien la llamara de lejos, pero no termina de entender quien es. Manos aprietan su cuello con fuerza, como si le odiaran, como si quisieran quitarle la vida desde hace tiempo.

Trata de salvarse, de gritar el nombre de su mentor y salvarse de aquella muerte segura. Pero el grito no sale de su boca y simplemente solloza angustiada. Abre los ojos en la oscuridad, buscando una solución, pero no ve nada en la habitación a oscuras. Una persona está frente a ella, pero le resulta imposible identificarla. Va a matarla si no pelea, pero no tiene fuerzas. La persona es mucho más grande que ella, es capaz de terminar la vida con sus manos.

Es su nombre en labios ajenos, es su nombre lo último que parece escuchar.

Sonidos a lo lejos se escuchan e interrumpen por completo lo que su futuro asesino está por hacer. Grita, con fuerza, porque sabe que es la única defensa que tiene en ese momento y no puede hacer otra cosa más que esa: gritar. De un momento a otro, vuelve a estar sola en esa habitación helada y varios Iluminados la observan sorprendidos.

No hay explicaciones, no hay un motivo de aquello. No puede decirles que cree que alguien quiso matarla, ni siquiera puede explicar lo que ha pasado. Owen aparece, pero se niega a hablar porque el enemigo duerme con ellos, bajo el mismo techo y solo puede pensar en una persona.

A pesar de esa situación, decide quedarse porque no sabe que puede suceder afuera. Se ha prometido aprender del exterior y apenas pueda encontrar una oportunidad se irá. Robará armas, equipamiento y algún auto, si es que los tienen. No puede quedarse en un lugar hostil como ese. Tan frío y lleno de personas que quieren hacerle daño.

Existe otro conflicto, Owen. Su calidez aquella noche le ha hecho dudar de todo a su alrededor y le hace creer que existían personas buenas como él. No logra diferenciar si fue gracias a la calidez de la mano de Owen, la seguridad que le brindaba o la situación en sí la que logra en Molly un dejo de esperanza.

Con zapatos puestos finalmente, avanza por el cuartel de los Iluminados sintiéndose un poco más segura a la luz del día. El miedo que ha vivido la noche anterior comienza a terminar y se va por completo cuando se encuentra con el día a día del cuartel. Molly nunca ha visto tanta gente junta, tantas personas existiendo en un mismo lugar y conviviendo. El cuartel es diferente de día, por la mañana y con la luz que el sol oculto en la niebla eterna les brinda. El comedor está en su gloria cuando entra en él. Lleva la ropa de Blood, pero misteriosamente no le queda mal. Un poco chica, pero se debe a que Blood ha achicado por accidente la ropa lavando a mano con agua caliente. La ropa luce extraña en Molly, pero no se queja. Vistiendo así, con su largo cabello marrón atrapado en una coleta alta, se sienta una más ahí. Una Iluminada.

—Es difícil el primer día —admite una voz detrás de ella.

Por supuesto que es Owen y por momentos lo agradece. Lleva una bandeja de comida en sus manos y al haber tanta comida sospecha que es para ambos.