Niebla.

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Es bonita, más de lo que Molly vio en la fotografía

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Es bonita, más de lo que Molly vio en la fotografía. A pesar de estar abandonada, su rostro sigue mostrándose impecable y fino. Sus rasgos parecen los de una modelo de revista; sus ojos verdes iluminan por completo su rostro y su cabello rubio está recogido, pero incluso de ese modo se nota lo hermoso que es. Esa mujer es envidiable y en ese momento siente envidia de Sarah. Es extraño, a ella jamás le ha importado su aspecto. Ni los ojos claros que todos aprecian y elogian. Tampoco le importa conocer a gente más guapa que ella: Athena es realmente hermosa a pesar de su desaliño. Pero en ese momento odia a Sarah. Solo por su aspecto.

—He traído el botiquín —le dice Sarah entregando a una Molly pasmada un pequeño maletín blanco lo suficientemente pesado como para, al tomarlo, traerla a la realidad. Went está muriendo y Sarah le da una posibilidad de salvarlo. En cambio, ella está envidiando a otra mujer—. ¿Sabes coser una herida?

—Claro que sé hacerlo.

—Bien —acota, voz es automática, como la de un Guardián. Molly asiente, lo ha aprendido con Moritz, cuando se lastimaba para que aprendiera. Un acto de locos, pero gracias a eso había aprendido a coser heridas—. Tendrás que quitarle las balas del cuerpo. Yo lo haría con gusto, pero se me impide tocar la sangre de Iluminados.

—Eres un Guardián —susurra Molly sorprendida mientras abre el maletín. Los Guardianes tienen prohibido tocar la sangre de Iluminados, no es realmente peligroso, pero es un pecado capital dentro de su religión o forma de vida. Sabe que los Guardianes tienen grandes obligaciones y puntos a seguir de un manual que les indica la vida. Recuerda que ellos aprenden a comportarse como humanos con sentimientos con clases intensivas de algo que Molly no comprende y entre todas sus costumbres sumamente estrictas existen en aquel código: No tocaras sangre de Iluminados. Algo estúpido, pero ahí está ella, frente a un Guardián que odia, pero que necesita.

—Tú me conoces, Molly —le dice Sarah con su voz neutral. No se puede saber si está furiosa o enojada por besar a su futuro esposo, o simplemente le tiene lastima—. Te daré las indicaciones perfectas, debes seguirme si quieres la vida de Wentworth.

En menos de dos minutos, Molly es esclava de las palabras de Sarah. A ninguna de las dos le importa quién es la otra persona, solo les importa salvar a Went. Molly ve por el rabillo del ojo a varias personas que observan lo sucedido fuera de la tienda de campaña. En ese momento, no considera lo sucedido, pero es digno de recordar. Un Guardián y un Iluminado ayudándose mutuamente para salvar a un hombre. No quiere pensar, trata de concentrarse en cocer lentamente la herida de un Went delirante, pero su mente navega en mares desconocidos donde Sarah es un interrogante infinito. ¿Qué hace en ese lugar? ¿Qué es ese lugar? ¿Quiénes son esas personas?

Cuando finalmente termina, una mujer se acerca a Molly con una jarra de agua y le da la posibilidad de lavarse las manos como ha hecho cuando comenzó. Went permanece en silencio, pero está vivo, respira lentamente. Vivo. Vivo gracias a Sarah.

Farewell City [Farewell City #1]Where stories live. Discover now