Golpes.

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      Muy pocas veces se queda dormida, pero cuando llega casi corriendo a la cocina se da cuenta de que dormir no es bueno en el cuartel

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      Muy pocas veces se queda dormida, pero cuando llega casi corriendo a la cocina se da cuenta de que dormir no es bueno en el cuartel. El lugar está desierto, solo Rose se encuentra a lo lejos sentada en una de las mesas principales comiendo una manzana junto a Lisa. Cuando Molly se acerca, abrazándose ante el frío, puede observar cómo Lisa la observa con determinación. Se detiene en seco sorprendida, porque cree que Lisa es una de sus pocas amigas, pero al sentarse la chica le regala una sonrisa forzada como si desde su interior una lucha íntima se rigiera para sonreírle. Quiere preguntarle qué sucede, pero al instante Rose comienza a volverla loca sobre su propio cuidado.

Rose luce cansada; debajo de sus oscuros ojos, hay bolsas de cansancio y poco dormir. Seguramente llevar la cocina del cuartel es algo complicado, sobre todo cuando se es buena persona.

—Si buscas a Went, él está bien. Recuerda mis palabras cuando llegaste al cuartel, Molly —le recuerda Rose y la chica quiere hacer memoria. Recuerda vagamente cuando le había dicho que él solía irse cuando está confundido, aunque no sabe qué pudo haberle confundido.

El silencio de la cocina le agrada en algún momento, pero cuando se sienta en la mesa de madera frente a una Lisa silenciosa, odia aquel silencio que habla por ellas, que dice cosas que nadie quiere soltar. Rose le deja un plato de huevos revueltos sonriéndole con calidez y Molly le devuelve la sonrisa contenta por su comida preferida. También, porque Rose ha aprendido a sonreír y supuso que lo hace por ella.

—Desaparecerás si solo comes eso, Molly —comenta Lisa sin ningún tipo de profesionalismo en sus palabras, parece una amiga hablándole a otra. Pero en su voz no hay ningún indicio de amistad entre Molly y Lisa, lo cual es una lástima ya que Molly desea ser amiga de esa mujer. Su rostro se muestra ansioso y al instante vuelve a su actitud tranquila, Molly entiende quién ha entrado sin necesidad de mirar.

—¡Oh, querido! ¡Cómo me alegra verte aquí! —exclama con mucha emoción Rose, Owen ha entrado a la cocina. Molly no quiere mirarlo, pero siente sus mejillas sonrojadas. Tampoco quiere observar a Lisa, sintiéndose culpable de haber dormido con él. No piensa explicarle a la mujer que ellos han pasado la noche, sobre todo porque no le creerá que han dormido. Ruega que Owen no le pregunte algo lo suficientemente íntimo como para romper el silencio—. Siéntate con Molly, ambos deben comer. ¡Mira tu rostro, esquelético!

Se sienta a su lado y, por suerte, no demuestra ningún tipo de acercamiento que pueda revelar algo. Por momentos se enoja con la situación, ella no tiene que ocultar nada. No ha hecho nada malo, pero al observar el rostro de Lisa siente que ha cometido el peor de los pecados. No hay explicación para el sentimiento, pero ahí está.

—¿Qué sucede? —le pregunta Lisa a Owen y en ese momento Molly se atrev a mirarlo. Su rostro se muestra estresado y cansado. Lleva una mano a su rostro refregándoselo para luego hacer lo mismo con sus ojos, se nota la tensión en su cuerpo y se pregunta cuánto tiempo había dormido. Al despertarse se encontró sola en la cama, una sensación que le ha gustado.

Farewell City [Farewell City #1]Where stories live. Discover now