Farewell City [Farewell City #1]

Final.

A veces cree que es una pesadilla, pero luego cuando nota que está despierta comprueba que a veces las pesadillas no son nada comparadas con la realidad. Son largos los días después de que la verdad aparece por la noche y se lleva a sus dos ídolos al infierno, sobre todo porque finalmente está en la realidad y no puede desconectarse como ha hecho la vez anterior. Y lamenta aquello.

Ahora hay una chica encargada de la medicina en aquel lugar, Molly no la conoce, pero tampoco dice no hacerlo. No lo hace por maldad, sino porque no quiere perder a nadie más y porque echa de menos a Lisa lo suficiente como para desear que vuelva del más allá para curarla. La chica le ha preguntado si desea anestesia ya que nota que sus pesadillas son muy fuertes, pero Molly le dice que puede con ellas. Es una gran mentira.

Lo complicado de tener tantas pesadillas y no poder moverse de la cama para espantarlas, es que a veces no sabe cuándo duerme y cuándo está despierta. Varias veces se ha despertado de la completa nada y cree ver a un chico con anteojos observándola desde los pies de la cama. Su cabello es castaño claro, despeinado y sin mucha vida, con unos anteojos que resbalan por su nariz que le dan gracia. Pero luego el sueño le gana y al despertarse no comprende si ha sido un sueño o no.

Lily se encuentra mejor, recuperándose gracias al antídoto que han conseguido. Sin embargo, la chica que han salvado no ha despertado de su sueño. Permanece en una cama a lo lejos, sin moverse, solo respirando.

Athena y War van a verla seguido, casi todos los días y ella adora verlos, es una gran distracción. Varias veces han llegado cuando fingía dormir y los ha visto tomados de la mano e incluso jura que una vez escuchó que se besaban. No les pregunta sobre eso, pero siente un leve alivio en su pecho al pensar en ello. Zeus la visita una sola vez y la observa desde el marco de la puerta con los brazos cruzados. Sabe que está pidiéndole disculpas en silencio así que simplemente le sonríe y se encoge de hombros, como si le dijera que no importa. Todo en un código secreto entre ellos.

Blood también va a verla, para conversar sobre tonterías sin sentido. Molly empieza a notar que ella habla como si fuera un robot, como si todo eso que dice estuviera memorizado en su cabeza. Comprende que Blood piensa qué va a decirle y luego lo suelta sin más. Una sola vez tienen una verdadera conversación, cuando Molly le pregunta por Owen y ella le dice que es mejor que vaya a verlo.

Lilah le lleva flores mientras pretende dormir, y como ya puede levantarlas también puede lanzarlas por la ventana. Las escupe, por si acaso no se note su rechazo. Moritz y Gabriel no aparecen, pero está casi segura de que van a visitarla mientras duerme, pero no está segura. Todos, todos menos Owen. Cada vez que la puerta se abre espera que sea Owen quien entre. Pero siempre es otra persona y a veces ellos notan la decepción en sus ojos, que rápidamente cambia a una sonrisa falsa. Es Athena quien la anima a buscarlo, y luego Blood también coopera.

Ya puede caminar y moverse con facilidad, así que una noche que no puede dormir o, mejor dicho, tiene miedo de hacerlo, baja de su cama y sale.

Antes de ir a verlo, decide observarse a un espejo y se sorprende al encontrarse del otro lado. Le ha temido al espejo desde el primer día en que entró a ese cuartel, pero ahí está ella. Le asombra observarse bastante bien, curada y hasta bonita. Su rostro ha tomado color, sus mejillas vuelven a ser rosas, sus labios también poseen el mismo color y ya no están llenos de cortes o lastimaduras. Su cabello vuelve a tener ese castaño sencillo, a pesar del poco trato que le ha dado esos días. Y sus ojos son algo que necesitaba corroborar. Por momentos se alegra de verlos tan azules como siempre. Por momentos cree que al ver sus ojos encontrará la mirada perdida, la mirada de alguien que no siente . Pero por suerte, aún son azules. Aún es Molly Davies.