Mutaciones.

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        Irán

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        Irán.

Eso fue lo que Athena le dice decidida al día siguiente. Molly se alegra, odia tener en la cabeza algo incapaz de alejarlo. Las letras, la dirección de Zeus giran y giran en su cabeza incluso cuando está distraída. Owen ha tratado de manera insistente de hablarle, pero Molly se encuentra de un humor de perros y lo ignora. No desea hablar y la única persona que desea hablar se encuentra ausente. No es hasta la noche que ella se atreve a preguntarle a Rose dónde se encuentra Went. Los ojos de la señora se llenan de dudas y Molly trata de no lucir lo suficientemente interesada para crear alguna sospecha. Termina por comentarle que por lo general, cuando Went se siente incómodo o angustiado se marcha algunos días hasta volver a ser el mismo. Solía hacerlo cuando los sentimientos le comen la cabeza, algo que él no sabe enfrentar.

Eso la deja aún más confundida que antes, incapaz de pensar en el laboratorio, Went comienza a excavar su cabeza hasta volverse el primer pensamiento. Tiene que detenerse cuando le parece verlo varias veces en los pasillos, sabiendo que en realidad están vacíos. Tenía que concentrarse. ¿Qué le está sucediendo? Nunca ha pensado tanto en un hombre, sobre todo de un día para el otro o de un beso para el otro.

Naturalmente, al salir de misión deben conseguir armas. Athena le ha dado esa misión a Molly, cosa que no le agrada en lo más mínimo. Según Rose, la sala de armas permanece abierta todo el tiempo, pero siempre había alguien cuidándola. No le comunica quién puede ser, pero ella entiende que es alguno de los superiores. Supuso que Blood no es, ya que pasa a su lado mirándola con asco por unos segundos. Molly la ignora como de costumbre y camina con la frente en alto mientras se pierde en el pasillo que lleva a la sala de armas.

El pasillo que conduce a la sala está vacío, oscuro y plagado de una humedad poco agradable, que se pega en el cuerpo logrando la incomodidad. Molly puede apreciar que también está helado. El frío invade su cuerpo y lamenta no llevar el saco que le había regalado Owen para su cumpleaños. No es nada especial, pero es largo y abrigado. En ese momento, lo necesita.

Ignora sus pensamientos, comenzando a caminar hacia la sala a la cual debe acudir. El pasillo debe tener alguna gotera, ya que se escucha constantemente el ruido de una gota cayendo al suelo. El sonido es insistente y agonizante. Ese cuartel se está cayendo a pedazos y se pregunta cuánto tiempo podrá soportar ese lugar. Para combinar con el momento, cuando abre la puerta de la sala de armas, la puerta cruje ante la falta de aceite.

Al apretar el interruptor de la luz, observa frente a ella una sorprendente cantidad de armas. Muchas tienen indicaciones como "falta cargador", "No sabemos de qué trata", "balas desconocidas", "NO TOCAR" y sonríe cuando ve "Solo de Went". Conoce de armas, ya que Moritz le ha enseñado, pero hay tantas frente a ellas que no puede evitar dudar.

—¿Te marchas tan temprano?

La voz la sobresalta y da un pequeño salto seguido de un grito que no llega a ser cuando Black tapa su boca con su enorme mano. Los movimientos son rápidos e incluso cuando ella le regala un golpe en el estómago, él ni siquiera se inmuta. Ambos caen al suelo, Black atrapa sus manos con una sola y sigue manteniendo la boca de Molly tapada, incluso cuando ella lo muerde sintiendo la sangre entre sus dientes. Black es fuerte, incluso cuando Molly lo golpea con mucha fuerza. Los golpes en su cuerpo son secos, demostrando que estaba lastimando, pero nada parece afectarle. Va a morir en ese lugar, entre las armas y un hombre enorme que no siente dolor.

Farewell City [Farewell City #1]Where stories live. Discover now