Lilah.

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—Mollyana, al jeep —le ordena Gabriel al instante y ninguno de los Perdidos se queja de lo ordenado

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—Mollyana, al jeep —le ordena Gabriel al instante y ninguno de los Perdidos se queja de lo ordenado. Ella los mira esperando que la defiendan y le permitan quedarse con ellos. Ya ha decidido comenzar una vida con ellos, tratando de ayudarlos, de crecer junto a ellos pero llega su padre y la obliga a subirse a un jeep y volver a la realidad.

—¿Por qué debería?

—Hazle caso, Molly —dice Went en voz baja alejándose para acercarse a Sarah, quien le tiende cosas que Molly no llega a ver. Quiere quejarse, quiere decir que ella merece quedarse entre los Perdidos. Pero los celos tienen que ver y no quiere permitirles vivir y lograr que las personas salgan heridas de sus decisiones en ese estado.

—No. Estoy aquí, ¿qué pasa con el trato? —le pregunta a Gerad, que mira con completa adoración a Gabriel y entiende aquello. Sin embargo, también entiende que se trata de ella, de Molly Davies, la salvadora, no pueden entregarla a su padre ausente de un momento para el otro.

—El trato no funciona con familiares, Molly —le explica su padre acercándose para tomarla del brazo mientras ella trata por todos los medios de escaparse, pero aparentemente puede usar un arma, correr y asesinar Guardianes, pero no puede escapar del agarre de su padre—. Te agradezco, Gerad, por cuidar de mi hija

—Trata de cuidarla mejor y será diferente la próxima vez —dice sin problemas el jefe de los Perdidos, dándole la espalda para volver con su gente. Eso es lo último que escucha Molly de él.

—¡Me quiero bajar! ¡Abre la puerta, Gabriel!

Llevan la mitad del viaje en ese estado; Molly gritando y Gabriel ignorándola. Están solos en el jeep, Went se ha subido a otro y no ha podido ver si Blood los acompaña. Está atrapada bajo las manos de su padre. El hombre mira hacia delante con las manos en el volante concentrado ignorando por completo a su hija y eso es lo que más odia de él en ese momento. ¡Es su padre! ¿Por qué no han tenido una conversación donde se hubiesen conocido o entendido? Para ella es un simple desconocido que no le agrada y seguramente para él solo es una chiquilla mal educada.

—¡Gabriel!

—No me llames así, soy tu padre —le recuerda, como si no estuviera al tanto de tal desdicha. Lo odia, odia a ese hombre como toda adolescente, aunque ella está lejos de esa etapa de su vida. Quiere a Moritz, quiere volver con el hombre que consideró su padre toda su vida.

—Los perdidos me salvaron la vida, ellos me dejaron vivir con ellos y...

—¿Eso es lo que te molesta? ¿Que los Perdidos dijeron un par de palabras bonitas y se pusieron de rodillas ante ti? —le pregunta Gabriel mostrando su voz ronca cuando se enoja. Sus ojos se vuelven tan azules como los de Molly y odia aún más eso de ella. Odia cuando se parecen, odia verse reflejada en él—. Los Perdidos son un grupo de desesperanzados y perdedores. Si vivieras por lo menos una semana con ellos descubrirías lo poco que hacen por sobrevivir. Ni siquiera les importa la vida de sus compañeros, pasan el día recolectando comida, cosechando y mirándose las caras todas las noches. No saben usar las armas y con su bendito tratado consiguen todo tipo de personas que no quieren los Guardianes.

Farewell City [Farewell City #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora