Capítulo 12

301 38 62
                                    

Camino a paso demasiado lento hacia mi punto de encuentro con Zac e intento no maquinar en el proceso. Mi cabeza no es una buena aliada en este momento porque, pese a todo lo que he pasado, sigue hundiéndome en situaciones incomodas e irremediables. ¿Cuándo podré tomar una decisión sin afectar mis progresos? Todo se pone en perspectiva ahora mismo y me temo que tendré que seguir luchando día a día para no caer en mi propia locura.

Cuando estoy llegando a la recepción, veo a Zac hablando con Garrett y noto enseguida la postura tensa que ambos tienen. Me acerco de forma lenta y segura, no quiero interrumpir de forma abrupta, mas tampoco quiero verlos pelear una vez más.

—Debes decirle de una vez, Zac.

—Por eso estoy aquí —musita con frustración.

—Bien, porque si Em no se entera por ti, lo hará por mí.

Me quedo quieta por un segundo y mi respiración está en la misma situación. Zac me está ocultando algo como lo sospeché desde un principio y Garrett lo sabe. Quién sabe hace cuánto tiempo estará enterado.

—Garrett, por favor…

Carraspeo y ambos se giran con rapidez. La sorpresa en sus rostros y la palidez de los mismos me hacen ver el nivel de importancia del asunto que me estaban escondiendo. En este punto, quiero golpearlos a ambos y después irme a almorzar sola. Sería lo mejor, pero sé que me arrepentiré después, por lo que, respiro profundo y los enfrento.

—Tú… —Señalo a Garrett—. A mi casa después del trabajo y tú… —Me dirijo a Zac—. Vámonos antes de que cambie de opinión.

Los dos saben bien que escuché su conversación y eso los deja entre la espada y la pared. Por algún lado u otro voy a dar con la verdad que tanto he esperado.

—Tú mandas —musita mi amigo.

Se acerca para besar mi mejilla y compartimos una significativa mirada antes de que él se vaya.

Reanudo mi paso para salir del edificio, sabiendo que Zac me pisa los talones y pelea consigo mismo para intentar decir algo.

—Supongo que escuchaste nuestra conversación —dice con un atisbo de esperanza de que se lo niegue.

No quiero hablar, así que asiento con la cabeza y él hace lo mismo. Un silencio tenso e incómodo se planta entre nosotros y maldigo en mi interior. ¿En qué momento nos volvimos así? Zac era todo para mí y en el fondo siento que aún lo es. Sin embargo, siento como poco a poco todo se va al caño y no quiero sufrir más al respecto.

Zac se adelanta y me abre la puerta de su auto. Debe sentirse muy bien ganar lo suficiente para darse los lujos que tanto quiso. No sé mucho de modelos de autos ya que el mío prácticamente lo eligió Aiden, pero sin duda este es uno de los últimos modelos de Audi. Nada mal, Zac.

—¿A dónde vamos? —cuestiono sin mirarlo.

—Vi un restaurante italiano muy lindo cerca de aquí, si te parece bien.

Me gusta el tono de nerviosismo que usa a mi lado, me hace sentir más fuerte y dominante de lo que soy en realidad. Decido darle otro seco asentimiento y ninguno de los dos dice más nada en el trayecto. Zac prende el radio en un intento de aligerar la tensión y lo agradezco. Prefiero concentrarme en las voces de las canciones y no en el hecho de que tengo una seria conversación por delante. Cuando llegamos a nuestro destino, Zac se baja y trota con rapidez hacia mi lado para abrirme la puerta. Me tiende su mano y dudo un segundo en aceptar, pero cuando lo hago, me arrepiento en el acto. Lo sentí y por la mirada que él me dedicó, me muestra que también lo sintió. El cosquilleo familiar se extiende por todo mi cuerpo y antes de poder procesarlo, tengo sus labios sobre los míos.

ReaLove ©Where stories live. Discover now