Capítulo 17

216 31 24
                                    

Ethan solo estuvo aquí un momento para dejar la ropa limpia que Zac le pidió. Me dedicó una sonrisa que lo decía todo y que solo pude corresponder.

De alguna forma me siento completa con Zac a mi lado y sé que eso no está bien. Debo sentirme completa conmigo misma y no darle ese poder a alguien, por lo que mañana a primera hora, voy a ponerme en contacto con Sharon y pedirle, de ser posible, una cita. Es extraño admitir que los tratamientos psicológicos me hacen bien y es así, no tengo la necesidad de seguir negando algo tan crucial para mi salud. Todo parece ir tomando su lugar y tengo una buena corazonada de que quizá este sea mi momento de ser feliz.

—Em...

Volteo y veo a Zac con solo una toalla envuelta en su cintura. Trago en seco al notar lo definidos que están sus músculos y lo bien que le sienta ser un boxeador profesional. Paro mi inspección por su torso húmedo y delicioso, y me acerco para darle su ropa. Él me regala una sonrisa de esas que te roban mil suspiros antes de tomar la ropa y perderse en mi cuarto una vez más.

Mi teléfono vibra en la mesa de la sala de estar y me apresuro a tomar la llamada de Tara. Es la tercera vez que me llama en lo que va del día, de hecho, fue ella la que me despertó de mi agradable sueño junto a Zac.

—Tara —saludo en cuanto descuelgo la línea.

—Em, necesito un favor. —Su tono desesperado hace que mi corazón comience a latir con fuerza.

—¿Estás bien? ¿Aiden está bien? —inquiero, nerviosa.

—Lo estamos, es que quería saber si ya estabas en camino porque se me antojaron unos pastelitos de Golden, los que tienen caramelo.

Suspiro con una nueva tranquilidad llenando mi cuerpo y recuerdo que mi mejor amiga está embarazada y que no puedo golpearle en cuanto la tenga en frente.

—Claro, paramos ahí y luego vamos a tu casa.

—¿Paramos? ¿Vamos? ¿Hay dos tú o algo no me cuadra?

Una risa se me escapa ante las estupideces que se le ocurren, no he tenido mucho tiempo para ponerme al día con Tara y hoy será solo para ella. Se lo merece.

—Te veré en un rato.

Cuelgo el teléfono antes de darle la oportunidad de replicar al respecto y cuando guardo todo en mi bolso, siento las manos de Zac rodeando mi cintura. Su perfume invade mis fosas nasales y cierro los ojos ante la familiaridad que me asalta. Sus labios acarician mi mejilla y no puedo evitar sonreír. Me hace cosquillas y él lo sabe.

—¿Estás lista? —pregunta, rozando su aliento en mi cuello y provocando millones de sensaciones en mi piel.

—Por supuesto.

Ambos bajamos hacia el estacionamiento y decidimos ir en su auto. No me sorprende en lo absoluto lo bien que se siente en tener su propio coche, siempre lo quiso, ser económicamente independiente y que feliz me siento de lo lejos que ha llegado.

—Debemos parar en Golden, a Tara se le antojaron unos pastelitos de caramelo. Ya sabes, hormonas...

—¿Hormonas?

Ni siquiera estaba prestando atención a lo que le estaba comentando. Garrett me desconcentró con sus mensajes y ni me había dado cuenta del rumbo que estaba tomando nuestra conversación.

—Tara está... —suspiro y lo miro—. Ella está embarazada.

Zac asiente en silencio, pero puedo notar la tensión en sus músculos y eso no desaparece hasta que nos estacionamos en el famoso local. Se baja del auto y trota hacia el otro lado para abrir mi puerta. Con nuestras manos entrelazadas, nos adentramos al establecimiento y nos formamos en la fila para hacer nuestro pedido.

ReaLove ©Where stories live. Discover now