Capítulo 25

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Incluso si apenas abrazo a mi amiga, ya soy capaz de sentir su abultado vientre de casi seis meses de embarazo. El tiempo pasa demasiado rápido y en menos de un pestañeo ya tendremos al pequeño Aiden o a la mini Tara con nosotros. Ser su madrina sin duda va a ser de los honores más grandes de mi vida, son etiquetas, lo sé, pero eso no me quita la emoción de presumir mi título con todos.

—¿El médico ya te permite volar? —indago mientras caminamos hacia el avión.

Hoy viajamos a Escocia para pasar un mágico fin de semana y disfrutar de la ceremonia de renovación de votos de mis padres. Es bueno tomarnos un tiempo en familia, uno no se da cuenta, pero es valioso compartir con quienes amas sin ningún tipo de obstáculo que amenace eso. Además de la familia, será un grato regalo estar con todos mis amigos juntos, es muy difícil lograr eso, así que cuando mi madre me comentó sus planes, no tardé en convencerla de que me deje invitar a quien yo quiera y por amor a mí, aceptó.

—Ya estoy fuera de peligro, además, el vuelo dura una hora —dice con tranquilidad—. Tengo los resultados y el ultrasonido. Con Aiden queríamos esperar para abrirlo contigo y saber si es niño o niña.

—¿Y qué esperas? ¡Ábrelo ya! —exclamo con emoción.

—Solo un minuto, madrina loca, debemos esperar a tu hermano.

Asiento varias veces y miro a mi alrededor, la pista está desierta. Mis padres ya se encuentran en Escocia desde hace dos días y en el avión privado iremos, Tara, Aiden, Garrett, Jeremy, Trent, Ethan, Lisa, Zac y yo. He de admitir que será un viaje de ensueño, aunque me pone un poco incómoda la presencia de Trent, porque no hemos vuelto a hablar desde ese mal entendido en mi casa y de verdad me gustaría estar en paz con él. Zac tiene unos celos adorablemente tontos, pero ya me cansé de decirle que nunca sentí nada por Trent y creo que, de cierto modo, él disfruta que yo se lo recuerde. La casa que tienen mis padres en Escocia es un paraíso que no visito desde que tenía trece, no sé la razón, pero siempre parecían aparecer otros compromisos y los años pasan sin que uno se dé cuenta del tiempo en realidad. Es una casa antigua, que hace poco obtuvo nuevas remodelaciones para la boda y es lo suficientemente grande para todos nosotros. Sé que no veré a mamá y papá al llegar, quizá con suerte los vea mañana, han estado en cada detalle de la ceremonia y no los culpo por querer que todo salga perfecto.

—¡Chicas! —Ambas volteamos y vemos a Garrett correr con emoción hacia nosotras. Detrás de él, vienen caminando, con tranquilidad, ambos hermanos y la parejita más seria del mundo que en este instante son Ethan y Lisa.

­—Uy, pero que cara traen esos dos... —murmura Tara, con su mejor sonrisa de disimulo.

—Ya sabremos que pasó.

Garrett me abraza con entusiasmo y le correspondo. Luego, en vez de abrazar a Tara, como haría cualquier persona normal, se agacha a la altura de su vientre redondo y comienza a hablar con el bebé.

—¿Cómo está mi pequeño suertudo? O suertuda... lo siento, el tío Garrett está ansioso y ya quiere conocerte.

Estira la mano, pero se detiene para mirar a Tara y buscar su permiso. Ella le regala una sonrisa y Garrett acaricia el milagro que vive dentro de mi mejor amiga.

—¿Por qué suertudo? —cuestiona mi amiga.

—Por el padrazo que tiene... —Una carcajada poco disimulada sale de mí y contagia a Tara en el proceso.

—Te oí, Garrett —bromea Jeremy, llegando a su lado.

—Buenos genes, ambos tienen buenos genes, es que no me dejaron terminar.

Todos volvieron a reír y me atreví a mirar a Trent por primera vez en semanas. Sus ojos no me muestran ningún rencor y una pequeña sonrisa llena de timidez es más que suficiente para mí. Estamos bien.

ReaLove ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora