Capítulo 19

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Em

Miro el número desconocido más de lo necesario y me pregunto quién será. Es raro recibir llamadas de un extraño en un domingo por la tarde y no puedo evitar pensar en cosas negativas. Me armo de valor y deslizo el botón verde. Me relajo considerablemente cuando oigo la voz de Zac, pero todo se va al caño con lo que me dice.

—¿Ustedes hicieron qué? —bramo, iracunda y la mirada de Tara se transforma—. ¿En dónde?... Bien, estaré ahí en quince minutos.

Cuelgo la llamada sin darle la más mínima posibilidad de decirme algo más.

—¿Qué sucedió? —Su tono nervioso no pasa desapercibido.

—Están en la cárcel —suelto sin pensarlo un segundo.

El rostro de Tara se contorsiona por la preocupación y comienza a hiperventilar. Me reprendo por haberla puesto en ese estado en menos de dos segundos y voy a la cocina por un vaso de agua.

—Tranquila, se metieron en una pelea, pero ambos están bien —explico mientras ella se bebe todo el contenido del vaso.

—¿Los lastimaron?

—No lo creo, solo me dijo que alguien tiene que ir a pagar las fianzas. Iré y en media hora, si todo sale bien, los tres estaremos aquí —informo tomando mi bolso.

—Yo voy contigo.

—No, debes quedarte aquí y descansar.

—Em, no podré estar tranquila y te aseguro que estoy bien.

Suspiro y termino asintiendo sin discutir. Tara siempre gana, eso nunca va a cambiar, así que antes de lo que podemos imaginar nos encontramos de camino a la comisaría en donde tienen a nuestros chicos.

No sé qué pudo haber pasado con exactitud, pero tengo en claro una cosa, la violencia se podría haber evitado y me cuesta mucho trabajo imaginar a Aiden golpeando a alguien. No digo que Zac sea una mala influencia, aunque estoy segura de que tuvo mucho que ver en todo esto porque él no es una persona que ignore una situación así. Zac ama pelear y estoy orgullosa de que se dedique a lo que ama, pero yo lo detesto y no le veo sentido a un deporte en lo que lo único que se hace es herir al contrincante hasta que ya no pueda mantenerse de pie. No me gusta ver a Zac pelear y me hace sentir culpable admitir eso. Mi deber es apoyarlo como sé que él me ha apoyado a mí, aunque me cuesta bastante pensar en algo positivo cuando estoy aparcando en una estación de policía para pagar su fianza.

Intento convencer a Tara de que se quede en el auto, pero mi mejor amiga no acepta mi resolución y es la primera en salir del vehículo para meterse en el pequeño edificio de la ley. Sigo sus pasos tan rápido como puedo y cuando por fin la alcanzo, la veo hablando con uno de los oficiales que están detrás del mostrador. El lugar es bastante ruidoso y apenas oigo lo que dicen antes de que él le dé unos formularios para llenar.

—Este es el de Zac. —Me entrega los papeles y los firmo sin leerlos siquiera.

Está mal y toda la furia que siento, se transforma en preocupación cuando caigo en la cuenta de que ambos están en una asquerosa celda y quien sabe en qué situación.

—Esperen aquí —nos pide con la voz más amable que le sale.

Ambas nos sentamos en las desastrosas sillas de la sala de espera y mi pierna comienza a rebotar sin parar por los nervios. Mi amiga toma mi mano y un suspiro entrecortado abandona mi cuerpo, voy a matarlos y ya lo decidí. Yo puedo tolerar las estupideces, pero Tara está embarazada y no debería estar pasando por esto. A Aiden le espera al menos unos tres meses más en el sofá y ni hablar de lo que le espera a Zac.

ReaLove ©Where stories live. Discover now