Capítulo 8 | Eres mía

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—¿Qué quería ese hombre, hija? —en cuanto paso a la casa mamá se pone frente a mi, lleva una taza de café humeante en sus manos y tiene puestas sus gafas. De seguro se había puesto a trabajar desde la computadora. Y claro, estaba al pendiente de a qué hora llegaba.

Miré a Connor sin saber que decirle, no había pensado en alguna excusa en el camino por venir pensando en otras cosas.

—Quería hablarme sobre su hijo. Sobre las cosas que nos llevaron a terminar nuestra relación —mentí. Odiaba cada vez más mentirle. En algún momento tendré que decirle todo porque en realidad no me gusta guardar secretos. Ya no.

Frunció el ceño no tan convencida.

—Qué extraño, ya pasaron meses y hasta ahora se interesa —comenta— ese hombre es muy raro.

—Má, estaré arriba con Connor —le dije mientras tomaba a Connor de su mano y lo llevaba a mi habitación.

—Te miro dudosa —me dice Connor sentándose en mi cama.

—Lo estoy—me puse frente a mi ventana.

—No tienes por qué, solo arreglen sus cosas y ya.

—No es tan fácil.

—Yo eso lo entiendo. Cuéntame, ¿cómo vas con tu terapia?

—Bien. Hasta hace poco iba a bien pero ahora con Kayler aquí...

—Es difícil me imagino. Solo no dejes que te afecte. Kayler está cegado por el enojo y por el orgullo. Son iguales ustedes dos. Dime, ¿qué habrías hecho si tu situación fuera la de Kayler? Si de repente alguien te muestra fotos de él semidesnudo en una cama con otra tipa, ¿entenderías razones? ¿Lo dejarías hablar?

Y entonces lo pensé.

—Creo que no querría saber nada de él y menos escucharlo. Me alejaría.

Y eso fue precisamente lo que Kayler hizo.

—Exacto. Porque te sentirías muy traicionada y herida y con el corazón roto. Tu mente se empezaría a imaginar cosas y cosas. Es justo por lo que Kayler está pasando. Y lo de hoy, el defenderte me hizo ver que quizás aún hay esperanza para ustedes.

—No lo sé, Connor, estoy muy confundida. Si tan solo me hubiera escuchado... quizás todo estaría igual.

—Por algo pasan las cosas, Carolina.

En eso su teléfono celular sonó.

—Espera —me dice, saca el teléfono y ve la pantalla. Al parecer era un mensaje. Frunció el ceño algo confundido y luego lo guardó— ahora tengo que hacer algo importante, vendré en la noche para saber qué tal estás. Por favor, no salgas al bosque de noche, con lo que dijo el padre de Kayler es mejor prevenir. Y tu mamá también.

—Está bien, no planeaba salir hoy —le dije.

Connor se puso de pie y se dirigió a la puerta.

—Bien, te veo al rato —y se fue.

Sea quien sea que le mandó ese mensaje al parecer lo desconcertó un poco, pero ese no era el caso sino que tanto como mamá como yo estábamos en peligro. Saber que alguien puede lastimar a mamá... no quiero ni pensarlo. Sin embargo seguía con eso de que no debería seguirle mintiendo.

Bajé las escaleras, mamá estaba en la computadora muy intrigada así que me dirigí a la cocina. Cerré la puerta con llave, puse las cortinas. Cerré las ventanas, aseguré todo lo de ahí. Lo mismo hice con las puertas traseras, ventanas y demás. Necesitaba estar segura mientras pensaba en lo que iba a hacer.

Alejándome del lobo ✔️Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt