Capítulo 25 | Señorita Carmen

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Mientras seguía en los brazos de Kayler Brown reaccioné y me levanté de su lado. Ahora la música había terminado y los presentes se me quedaban viendo, incluida Anne que no sabía qué hacer ni qué decir. Casi corrí hacia la puerta que daba a los camerinos y me adentré al pasillo. Estando lejos de los ojos de todos esos hombres pude respirar tranquila.

—¿Carolina? —escucho a Anne detrás de mi— Aquí estás, me diste un buen susto allá afuera.

Me llevé una mano al pecho y me tranquilicé. Volví a sentir a Kayler, su calor, su olor.

—Carolina, te estoy hablando —Anne hace puchero mientras se zafa la peluca.

—Ponte la peluca —le digo, ayudándola a ponérsela de nuevo.

—¿Por que? Si ya nos vamos —se queja, pero al final se la pongo de nuevo.

—Lo sé pero no quiero que alguien venga de repente y nos vea así —la tomo del brazo y nos dirigimos al camerino en donde se supone habíamos dejado nuestra ropa.

—¿Crees que Kayler te reconoció? —se queda pensativa. Es lo mismo que estaba pensando. ¿Me habrá reconocido? Tengo la esperanza de que no porque si sí lo hizo entonces estoy perdida.

—Quizás no —respondí pero fue más como una respuesta a mi misma— no lo sé, ni siquiera hablé.

—Además, no fue mucho tiempo el que estuviste encima de él—trata de convencerse Anne. Me apoyé con las dos manos en la mesita frente al espejo y me miré. No me parecía a nada a Carolina Lane.

—No, no fue mucho tiempo.

—Carolina, pero estás olvidando que Kayler es un lobo Alpha, está muy experimentado y conoce tu olor. —me dijo después— Dios, al igual que Thomas el mío —se abanica con la mano.

—Anne, tranquila, había mucho olor a alcohol en ese lugar así que no creo que hayan distinguido bien.

—A mi quizás no pero tú sí estuviste cerquita de Kayler —sigue.

—Anne, no me estás ayudando —reniego entre dientes.

—Lo siento. —suspira— Tal vez deberíamos de irnos.

Iba a hablar, pero en eso la puerta del camerino es abierta y de ella aparece la persona que menos esperé ver aquí. Mi corazón latió más rápido al imaginar que me descubrió.

Mierda.

—Hola —dice.

—¿Hola? —inquiere Anne cambiando un poco su tono de voz— ¿necesitas algo? —mientras que yo ni siquiera me he movido del mismo lugar en el que estoy. Estaba paralizada, mirándolo a través del espejo. Usaba camiseta negra, vaqueros negros y su pelo despeinado. Tenía unos golpes en la cara pero supuse que era por el accidente que apenas ayer había sufrido.

—Necesito hablar con ella —responde Kayler sin mirarme.

—Car... —empezó a decir Anne, cerré los ojos por un momento al pensar que se le había salido mi nombre, pero por suerte ella se dio cuenta a tiempo—... men, Carmen, te buscan —me dice.

Abrí los ojos y me reincorporé, dándome la vuelta para mirarlo.

Tranquila, relájate, es probable que no te haya reconocido, solo actúa como Carmen.

—Está bien, espérame afuera —le digo a Anne cambiando mi voz a una más fina.

—Está bien —responde mientras se va.

Cuando estamos completamente solos Kayler escanea el lugar.

—Así que... Carmen, ¿he? —murmura cómo examinando mi nombre.

Alejándome del lobo ✔️Where stories live. Discover now