Capítulo 27 | El banquete

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KAYLER

  Carolina.
No podía quitar mi vista de ella. Estos años la han hecho más hermosa de lo que era. Su pelo, su cara, sus facciones, su cuerpo... Dios, esto es una tortura para mí. Cuando tomé su mano y la besé sentí un choque de electricidad entre nosotros. Mientras pasaba la boda las miradas entre ambos no pasaban desapercibidas.

—Los declaro marido y mujer. Mike, puedes besar a la novia —dice el padre. Mike sonríe y mira a la señora Lane quien estaba tan hermosa como su hija, se acerca para besarla. Todos aplauden, Carolina se ve feliz por su madre y yo lo estoy por ellas. Todos se abrazan y se empiezan a dispersar, estaba cayendo la noche ya, dentro de poco sería el banquete.

Connor se acerca a mí.

Carolina abraza a su madre y le dice cosas en el oído, noto que Gadreel se va dirigiendo hacia ellas.

—¿Cuando hablarás con ella? —me pregunta Connor, cruzándose de brazos.

—No es el momento —respondí.

Gadreel toma a Carolina de la cintura y le deposita un beso en la sien. Aprieto las manos queriendo propinarle un golpe en su cara. Carolina es mía.

—Cálmate, no vayas a hacer un escándalo.

—Ese imbecil... —murmuro.

—Habla con ella antes de que sea demasiado tarde —me dice— después no te arrepientas, solo eso te digo —se va en busca de Kenzie seguro.

—Hola a todos —dice alguien por el micrófono— pasemos al otro salón en donde celebraremos esta maravillosa boda —creo que era la organizadora de bodas.

Todos se empiezan a ir hacia el otro extremo en donde habían mesas y un espacio para el baile. Me desabrocho un poco la corbata porque me estorba y me desordeno un poco el pelo también.

Habían colores en el cielo, era el atardecer. Carolina estaba hablando con su madre aún, Mike se había llevado a Gadreel quien sabe para dónde.

¿Le hablo o no le hablo? No sabía cómo reaccionaría ella, no sabía si me rechazaría. Saqué un girasol de un arreglo de flores y me acerqué.

—Iré a buscar a Mike —le oigo decir a la señora Lane para después irse, ni se percató que venía para donde ellas. Aún así, agradezco que se haya ido porque así me quedo solo con ella. Carolina me ve y se reincorpora, me acerco a ella mientras le tiendo la flor.

Ella duda pero al final la toma.

—Gracias —me dice— ¿cómo estás?

—Estoy... bien —respondo dudoso. No estaba bien, desde que ella me dejó nada estaba bien— ¿tú?

—Bien también —sonríe, siento algo en mi pecho cuando lo hace.

Hay un silencio entre nosotros, pero no es un silencio incómodo ni nada sino que solo nos dedicamos a mirarnos. Y eso me agrada. Puedo sentir su olor, ese olor que sentí la primera vez que la vi.

—Kayler, yo... necesitaba hablar contigo sobre algo —dice con el tono más firme.

Me imaginaba de qué.

—Está bien. Ven, vamos dentro.

—No, tengo otro lugar mejor —me sorprendo cuando me toma de la mano y me lleva a la parte trasera de la casa en donde habían árboles, daba a un pequeño bosque solitario. Habían hojas secas en el suelo que cuando las pisábamos hacían ruido. Me recordaba a mi hogar.

Apreté un poco más su mano dándole a entender que no la quería soltar. Cuando llegamos detrás de la casa me mira y la suelta. Siento un vacío cuando hace eso.

Alejándome del lobo ✔️Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ