Capítulo 22 | En el mismo lugar

588 73 1
                                    

KAYLER

Estoy bien, ya te lo he dicho muchas veces —le digo a mi padre que me va preguntando como más de cien veces en el camino. Habíamos salido de Lewiston hace algunas horas ya. Mañana sería la boda de Mike por la tarde. Me sentía demasiado ansioso y un poco nervioso.

—Solo quiero asegurarme de que no te duele algo o qué —reniega. Mike iba en el coche de adelante y los demás chicos de la manada venían detrás de nosotros. Yo manejaba aún con lo que me pasó ayer, no me gustaba que me trataran como inválido.

—Estamos a punto de llegar a la casa —me dice y me tensé. Habíamos llegado a la ciudad y se veía todo diferente. Aquí había vivido Carolina por mucho tiempo, lo sentía parte de ella. Seguro ella había recorrido esas mismas calles y había entrado a esas mismas tiendas.

Aprieto los ojos por un segundo y decido no pensar en cosas que me torturan más y más.

Mike se detiene frente a una casa de dos pisos, es algo grande y tiene un jardín de girasoles. Eso me recordó a Carolina. Me detengo detrás de él para escuchar lo que tenía para decirnos. El coche de Mike y el mío que fueron dañados por el accidente los habíamos abandonado en el taller. Como si nos hicieran falta.

Mike se baja y se dirige a nosotros, pero no a mi ventanilla sino a la de mi padre. Eso me pareció extraño.

—Los veo mañana en la boda —nos dice— deséenme suerte, me siento un poco nervioso.

—¿Y tu despedida? —le pregunta mi padre— no me digas que no vas a tener.

Mike duda.

—Eso es para jóvenes —se ríe.

—¿No vas a tener? —mi padre se hace el asombrado— Estás Mal, Mike ¿tu mujer tendrá?

—No lo sé, creo que justo está haciendo una reunión con sus amigas en la casa —le responde.

—¿Ves? No puedes quedarte a ver esa reunión de mujeres hablando de quien sabe qué. Ve a despedirte de tu mujer y aquí te esperamos. Anda.

—No creo que sea buena idea —Mike se mira muy tímido.

Rodo los ojos y veo la casa de la señora Lane. ¿Estará aquí Carolina? Supe que se mudó a un departamento más adelante de aquí. Por el reflejo de la ventana y las cortinas pude notar movimiento en la casa.

—Vamos, Mike, no seas aburrido. Sabes que haríamos una ceremonia completamente diferente si ella supiera lo que realmente eres, pero...

—Ni lo digas. He estado a punto de decírselo pero temo que me rechace después.

—Si ella te ama lo comprenderá —le dice mi padre.

—Es lo mismo que me dijo Carolina —responde y me tenso de nuevo.

Todo esto me daña.

—Está bien, me iré a despedir y luego regreso —Mike se encamina hacia su casa, cuando está en la puerta decidido a abrirla otra persona lo hace por él. El mundo se detiene en el momento en que esa chica rubia abre y mira a Mike con una radiante sonrisa. Todo pasa como en cámara lenta. Carolina está de pie a unos pasos sonriendo, se ve feliz por su madre. Mike la abraza y ellos dos se pierden dentro de la casa.

—¿Estás bien? —escucho la voz de mi padre.

Sentía el corazón latir más rápido de lo normal, me sentí extraño y no sabía por qué. Necesitaba ir y verla de cerca, necesitaba abrazarla, necesitaba sentirla. Pero estaba seguro de que ella no sentía lo mismo ya.

—Estoy bien —contesté después.

—Espero que Mike no se tarde.

Minutos después Mike sale de la casa y se dirige a su auto, nos hace una seña para que lo sigamos. No quería irme, no quería pero nada podía hacer quedándome aquí como estupido. Encendí el coche y seguí el de Mike.



CAROLINA

¡Mike! Al fin llegas —cuando abro la puerta y veo a Mike de pie me lanzo a abrazarlo. En realidad pensé que no llegaría para la boda. Mi mamá se estaba empezando a poner ansiosa.

—Había un poco de tráfico al llegar, ¿es muy tarde? —me inquiere un tanto nervioso.

—No, para nada. De hecho estamos empezando a conversar y así —nos adentramos a la casa y cierro la puerta detrás de mi.

—¡Mi amor, pensé que no llegabas! —mamá se lanza a abrazarlo y besarlo. Hago una mueca de horror mientras me como un pedazo de pastel.

—Te extrañé —le dice Mike con un tono de voz más romanticon. —Pero tengo que irme.

Mamá se separa y lo mira mal.

—¿Irte?

—Si, tendré mi despedida de soltero —le dice con algo de temor.

—Mike —había algo de sentencia en el nombre— ¿como que despedida? ¿Habrán mujeres?

—No, amor, solo iré con los chicos a tomar algo.

—¿Que chicos?

—Los chicos, mi amor —la besa en la mejilla y de paso le susurra algo que no pude escuchar la verdad. Mamá se tensa un poco y sonríe fingida.

—Ah, los chicos —asiente— esta bien, ve tranquilo que yo aquí te espero —le da un ultimo beso.

—Me voy entonces —Mike se dirige a la puerta— nos vemos, Carolina.

—Adiós.

Mike se va.

—¿Qué te dijo Mike? —le pregunto a mi madre.

—Nada. Se fue con los vecinos —dice.

—Esto está muy aburridon —dice doña Gretel acerándose— ¿en donde están los strippers? ¿En donde están los policías sexys?

Mamá la mira mal.

—Gretel, esto es una despedida sana —la regaña— nada de hombres desnudos.

—Por Dios, eso ni tu te lo crees.

Las demás señoras también estaban de acuerdo con Gretel.

—Conozco un lugar súper exclusivo en donde estoy segura de que la pasaremos súper bien. —continúa Gretel.

—Si, vamos —dice una.

—Por favor, es tu última noche soltera —sigue otra.

—Necesitamos acción.

—Queremos alcohol.

Dios, están peor que adolescentes.

Mamá me mira y yo solo me encojo de hombros.

—Está bien —asiente ella.

—Vamos pues —la sigo.

Ellas gritan de emoción mientras se ponen de pie y se dirigen a la salida.

No sabía cómo terminaría esto pero tenía una leve sensación de que no terminaría bien.

Alejándome del lobo ✔️Where stories live. Discover now