Capítulo 11 | ¿El final de todo?

812 90 5
                                    

—Kayler, no —me separé de él.

—¿Por qué no? —su mirada se veía dolida. A mi también me dolía hacer esto. Me moria de ganas de estar con él de nuevo como antes, pero nada era como antes.

—Porque tú y yo ya no somos nada —respondí. Se lo dije con tanta transparencia que hasta a mi me sorprendió. Era duro decirle que no al amor de tu vida. Sin embargo aún no supero lo sucedido aquella noche.

—Carolina, yo... —acuna mi cara en sus manos—... estoy dispuesto a olvidar todo lo qué pasó con tal de que volvamos a estar juntos. ¿No ves que no puedo estar sin ti? Ya no.

Muy en el fondo me moría de ganas y de felicidad escucharlo decir todas estas cosas. Pero él dijo que sería capaz de olvidar todo lo qué pasó con tal de volver conmigo. Solo lo dice en un arranque de desesperación. No lo dice de corazón. Y eso me dolió más. Me dio rabia conmigo misma. Creo que Kayler nunca se dará cuenta de que el imbecil de Rafael se aprovechó de mi y que yo no tuve nada que ver.

—¿No ves que ese es el problema? —me zafé de su agarre— sigues pensando que yo te engañé ¡no puedo estar contigo así!

—No hablemos de eso por favor —me dice.

—¿Por qué no? Nunca lo hicimos. Lo único que hiciste fue huir como un cobarde —levanté la voz. Ahora sí me estaba empezando a enojar— ¡te fuiste y me dejaste sola! ¡Me abandonaste cuando más te necesitaba! ¿Crees que yo puedo perdonar eso? Me conoces, Kayler Brown, y sabes que mi orgullo está antes de todo. Tú me traicionaste y eso es algo que nunca puedo perdonar. Por más que me esté muriendo de amor por ti.

—¿De que mierdas estás hablando, Carolina? Sabes muy bien por qué me fui —retrocedió unos pasos. También se estaba enojando— ¡Tú y ese imbecil se burlaron de mi! ¡Vi las fotos, Carolina! ¡Eras mía y de nadie más y te acostaste con él! —me gritó.

Me dolieron sus palabras.

Rabia.

Eso sentía.

Mucha rabia por dentro.

—¡Yo no me acosté con él! —le respondí en el mismo tono con que él me trataba.

—¿Entonces quien lo hizo? ¿Tu hermana gemela? —ironizó— No soy estúpido, Carolina. Hablas de traición cuando fuiste tú quien me traicionó —me tomó de los brazos con fuerza haciendo que lo mirase directo a los ojos. Sus ojos eran negros como la noche y trasmitían dolor, furia, decepción—Eso es algo que tampoco puedo perdonar.

—Pensamos igual. Si dices que fui yo quien te traicionó y es algo que no puedes perdonar entonces creo que lo de nosotros ya es historia. Creo que Carolina Lane y Kayler Brown no existe más. Se acabó. Cada quien hará su vida aparte y con quien quiera. —propuse. Creo que era lo mejor para ambos. Era lo mejor para los dos. Alejarnos. Irnos lejos. Comenzar de nuevo en otro lado. Conocer a otras personas. Al fin y al cabo, ni él me perdonaba ni yo tampoco.

No contestó. Solo me miraba a los ojos. Pude notar como una lagrima se escapaba de su ojo izquierdo. Me quería quebrar en ese momento. Quería llorar desconsoladamente pero no lo haría frente a él.

—¿Eso es todo? —cuestionó— ¿hasta aquí llegó todo?

—Sí. Creo que es una despedida.

Asintió.

—¿Por qué tuviste que joderlo, ah? —me dijo.

Lo miré mal.

—¿Que yo lo jodí?

Asintió.

—Sí, porque estábamos tan bien. Tenía planes contigo para toda mi vida, Carolina. Y me traicionaste acostándote con otro.

—¡Que yo no me acosté con otro, él me violó! —exclamé sin pensar, zafándome de su agarre con mucha furia. Fue hasta segundos después que me di cuenta de lo que le había confesado.

Maldita sea.

—¿Qué dijiste? —fue lo que preguntó.

No supe qué decir. Se supone que no le diría nada a Kayler, se supone que él seguiría pensando lo peor de mi. Se supone que era él quien se tenía que dar cuenta de que yo no podría traicionarlo. Pero cometí la idiotez de hablar. Es que ni siquiera pensé en lo que iba a decir. Lo dije en un arranque de enojo e ira.

—Lo que escuchaste. Ahora si este es el final de los dos, me voy —retrocedí. Estaba oscuro pero mi casa no estaba tan lejos— Adiós, Kayler Brown. Te deseo una larga y feliz vida —me volteé con intención de correr hacia mi casa. Pero no había dado ni un paso cuando alguien me tomó de los brazos, haciendo que mi cuerpo chocara con su pecho.

—Júrame que lo que dijiste es verdad —toma mi cara y me hace verlo fijamente. —Júramelo, Carolina. Dime.

Intenté zafarme pero no pude.

—Suéltame.

—No seas necia y dime.

—¿Sabes qué? Por mi puedes creer lo que se te de tu puta gana ¡estoy harta de ti y de tus estupideces! —me removía intentando zafarme. Estaba enojadisima con el, pero sobre todo, conmigo. —¡Eres un tonto! ¡Un idiota de lo peor! ¡Te odio! —pero Kayler me calló con un beso. Sus labios se posaron en los míos y todo el enojo o rabia que sentía se desvanecieron.

Lo empujé.

—¡Suéltame! —me separé de él— el que te haya dicho eso no significa que las cosas cambian entre tú y yo.

—Lo cambia todo —me dice— pero antes tengo que hacer algo que debí hacer hace mucho tiempo —se saca las llaves del coche del bolsillo del pantalón y me las da— llévate mi carro, no permitiré que te vayas sola a casa. Tengo que hacer algo en este momento—me dice.

—¡No me voy a llevar nada...! —negué.

—Te veo después —retrocedió y se dirigió al bosque.

—¡Kayler! ¿Qué crees qué haces? —lo iba a seguir.

Pero Kayler se convirtió en ese lobo negro y se perdió entre la oscuridad del bosque.

¿Qué es lo que planea hacer? Una imagen se cruzó en mi mente y me maldije por haber sido tan imprudente. Saqué mi celular del bolso con manos temblorosas y marqué el número de Connor.

—Carolina, ¿qué pasa?

—Connor, tienes que buscar a Kayler, creo que cometerá un error.

—¿De que hablas?

—Se enteró de lo de Rafael y creo que irá por él. Tienes que ir y buscarlo para que no haga algo de lo que después se pueda arrepentir. Estaba muy enojado.

—Tranquilízate, creo que sé dónde podría ir. Yo iré en este momento con él.

—Gracias. Avísame si lo encuentras.

—Lo haré.

Y colgó.

¿Y ahora yo qué hago? Me debatí en si irme caminando o llevarme el coche de Kayler justo como él me había dicho. Apreté las llaves y me dirigí al coche. Me senté en el asiento principal y cerré la puerta.

Olía a Kayler.

Sacudí mi cabeza para no pensar en cosas que ahorita ni al caso y metí la llave, encendiéndolo. Iría a mi casa y esperaría a Kayler allí, aunque no sabía si vendría vivo o completo. Estaba segura de que Kayler enfrentaría a Rafael.

Y tenía miedo en cómo podría terminar esa batalla.

Alejándome del lobo ✔️Where stories live. Discover now