Capítulo 16 - Everithing i do, i do it for you

655 82 1
                                    

Mi corazón se sentía en paz, mi cuerpo sentía que estaba en el lugar correcto, en el lugar al que pertenecía. Mi alma sentía que había vuelto a encontrarse con su otro mitad. Eso sentía cuando besaba a Kayler. Sentía que estaba protegida con el, sentía su calor, sentía su amor por mi por la forma en que me besaba, por cómo acariciaba mi espalda mientras lo hacía.

Pero aún sentía esa espinita en mi corazón, ¿por qué lo bueno nunca dura? ¿Por qué tuvo que pasar lo qué pasó? Si el y yo estábamos tan bien. Si nos queríamos tanto, si teníamos tantos planes. Desconfíó de mi y hasta hace poco estaba besando a otra chica en mi cara. Son tantas cosas ahora. No quiero dejarlo, no quiero hacerlo porque no sabría como vivir una vida sin él. Lo amaba con todo mi corazón y con toda mi alma y no quería estar sin él. Me resignaba. Me dolía.

Pero quizás era lo mejor.

Para ambos.

Me separo lentamente mientras siento una lagrima recorrer por mi mejilla. Sentía un nudo en la garganta que me impedía decirle lo que tenía que decirle. Son tantas cosas que me hacen desconfiar de él y que me hacen sentirme mal.

Tengo que tomar una decisión de una vez porque siento que no podemos seguir entre sí y no. Tiene que ser algo definitivo.

—Kayler, yo... —susurré.

—¿Por qué siento que lo que me dirás me romperá el corazón? —me pregunta.

Sentí una punzada en el pecho.

—No podemos seguir así —le digo. Sentía que si hablaba de corrido me rompería aquí frente a él así que me tomaba mi tiempo para respirar.— Estar en este círculo de si y no no es bueno para mi. Para ambos. ¿Sabes? Yo te amo demasiado pero... no puedo volver contigo.

Sentí dolor en su mirada.

—No me digas esto —me dice.

—A parte de que desconfiaste de mi de la peor manera y me dejaste, ahora andas con otra y creo que le debes respeto —susurré. Estaba haciéndome la fuerte para evitar romperme. A pesar de que ya habíamos pasado por las separaciones antes, sentía que esta sí era real y sí era la definitiva. Y por eso me sentía así de mal. Era la definitiva. Significa que no volveríamos más.

—¿Piper? Por Dios, Piper está mal de la cabeza, ella siempre me toma de la cara y me besa.

—Y tu encantado te dejas, ¿verdad? —ironizo— ¿sabes que? No quiero volver a lo mismo, lo único que quiero es tener paz y estabilidad emocional en mi vida. No quiero pasarme toda la vida tristeando por ahí. La verdad necesito cambiar. Cambiar de aires. Empezar de nuevo yo sola.

—¿De que me estás hablando? No me puedes dejar, Carolina. No —me abraza fuerte como si su vida dependiera de ello— Perdóname por todo —susurra. Se escuchaba sollozar.—Te juro que jamás volveré a desconfiar de ti —ahora me mira— se que me amas y que no estarías con nadie más que conmigo. Te juro que trataré de cambiar, intentaré ser menos celoso y más comprensivo. Pero por favor, no me dejes, tú no—lloraba. Salían lágrimas de sus ojos y su respiración era entrecortada.

Yo también lloraba. Sentía que mi corazón se rompía en miles de pedazos porque imaginaba una vida sin él y mi corazón dolía al hacerlo. No quiero dejarlo. Pero esta vez escucharé a mi cabeza y no a mi corazón. Me han pasado tantas equivocaciones por escuchar a mi corazón que... esta vez no lo haré.

—Por favor, Kayler, no lo hagas más difícil. Necesito alejarme de aquí, necesito empezar a vivir. Necesito sanar para poder perdonarme y solo cuando me perdone a mi misma, intentaré perdonarte —lo miré directo a los ojos— prométeme algo.

—¿Que cosa?

—Que me dejarás hacer mi vida, que no me buscaras. Prométeme que dejarás que haga esto yo sola. Por favor —acuné su cara en mis manos para que me lo prometiera.

Él negaba con la cabeza.

—No. No puedo. Carolina, no puedo vivir sin ti. No podemos separarnos. No. Me niego.

—Lo necesito —le digo— por favor —casi supliqué. —No estoy bien, entiéndeme, déjame sanar —mi labio tembló y él lo notó. Parecía que pensaba algo, parecía que debatía con sus sentimientos.

—Está bien —eleva sus manos y me soba el pelo— te dejaré libre a partir de este momento, Carolina. No te buscaré, no sabrás nada de mi. Ojalá algún día puedas perdonarme. Nunca olvides esto —se acerca más— que existe alguien que se llama Kayler Brown y que te ama como nunca nadie te ha amado y como nunca nadie te amará.

Se me salieron mas lágrimas. Kayler me abraza mientras me deposita un beso en la sien.

Sollocé.

—Adiós, Carolina —me dice, saliendo de la cocina y yéndose para siempre de mi casa.

Me pongo de rodillas y me quiebro. Lloro como nunca, desconsolada, dolida, sentía que me habían arrancado el corazón. Me sentía muy mal. Sentía que había terminado con Kayler para siempre.

No sabía cuánto tiempo llevaba así, pero escuché la puerta de casa abrirse.

—¿Kayler? —pregunté, levantándome. Cuando me pongo de pie y llego a la sala, noto que es mamá.

—Carolina, ¿que te pasa? —me pregunta totalmente asustada de verme así y se acerca.

—Mamá —me quiebro, dejándome caer al piso. Mamá se apresura a llegar donde mi.

—¿Que te pasó? ¿Por qué estás así? Me preocupas, por favor —me pregunta angustiada.

—Por favor, mamá —la miro—llévame lejos de aquí, ya no quiero estar aquí, no soporto un día más aquí. Por favor, vámonos, vámonos de aquí —sollozaba en los brazos de mi madre.

—Pero....

—Por favor —lloré más.

—Está bien, está bien. Nos iremos —me dice y eso me tranquiliza.

Y así pase la noche, llorando desconsolada en los brazos de mi madre.



—¿Eso es todo? —me pregunta al día siguiente. Era de día y mi madre y yo terminábamos de empacar las cosas y de subirlas al coche.

—Si —respondo, montándome al asiento copiloto. Quedé mirando el lago por última vez. Lo extrañaría tanto. Extrañaría ver la luna reflejada en el lago también. Del otro lado estaba la casa de... él, estaba su coche pero no había nadie afuera.

Mamá se montó al asiento principal.

—¿Lista? —me pregunta mamá.

No. No quiero irme. No quiero.

—Sí —respondo.

Ella arranca.

Mientras pasábamos por el cruce hacia donde Kayler no pude evitar recordar la primera vez que nos encontramos su coche en este mismo camino. Cuando pasamos por la preparatoria no pude evitar recordar cuando lo vi por primera vez saliendo de su auto. Y cuando pasamos por el letrero que decía Lewiston te desea Buen viaje no pude evitar recordar la primera vez que miré ese mismo letrero pero en vez de irnos, recién llegábamos.

Sentía que una historia se terminaba.

Mientras más nos alejábamos del pueblo, sentía que me alejaba de todo lo que viví en él. Sentía que ya no sería parte de ellos. Sentía que volvía a ser esa chica de 16 años que apenas recibió la noticia de su madre que nos mudaríamos a otro pueblo por trabajo. Sentía que era la misma chica que se la pasaba con sus amigos y sentía que su vida era normal. Porque lo era. Mi vida era normal antes de venir aquí.

Ahora me iba y dejaba todo y a todos.

Incluido al amor de mi vida.

Alejándome del lobo ✔️Where stories live. Discover now