Capítulo 1: Luisita Gómez

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- ¿Quieres abrir una tienda en la ciudad en la que creciste? ¿En Zaragoza? Es una idea increíble - dijo Ana mientras le entregaba a Amelia una copa de vino tinto.

Amelia asintió en agradecimiento.

- Bueno, ha sido un poco idea de Nacho. Eso al menos nos da la oportunidad de estar con mi madre, así podemos ocuparnos de ella con mayor frecuencia.

- ¿Asi que después de todo no vais a llevarla a una residencia? - preguntó Marina mientras se unía a la conversación desde el patio.

- Ese era el plan inicial, pero si vamos a poner una tienda allí, estaremos con ella más de lo que hemos estado hasta ahora. La verdad es que está muy emocionada con ello - dijo Amelia - Nacho ha estado yendo allí una vez por semana. El cáncer todavía está en remisión, pero la segunda vez ha hecho mucho más daño que la primera. Mamá está agotada. Hay muchas cosas que ya no puede seguir haciendo - tomó un sorbo de su vino y dejó la copa sobre la mesa - Mientras estemos levantando la tienda y poniéndola en marcha, me quedaré con ella. Eso me dará la oportunidad de ver cómo le va realmente. Sigo diciéndome a mi misma que tener sesenta y siete años no es ser tan vieja.

Sin embargo necesitaban tomar una decisión pronto. Su hermano había asumido el papel de cuidador estos últimos años. No es que Amelia se hubiese negado ni nada. Era solo que no se atrevía a pasar más de un día allí. Por miedo a encontrarse con ella.

Con Luisita.

Ana la miró por un momento y Amelia se preguntó si estaba cayendo en su papel de psicóloga.

-Has sido bastante reservada en cuanto al por qué rara vez vas a cuidar de ella - dijo la pelirroja con el ceño fruncido.

Amelia le sonrió.

- ¿Está intentando llevarme a su terreno, Dra López? - Ana negó con la cabeza.

- No. Te prometí que nunca haría eso - sonrió - sin embargo, serías una excelente modelo de estudio. Sólo tenía curiosidad por saber si había algo que te mantenía aquí, o si había alguna razón en particular por la que siempre evades ir hasta allá.

Amelia la miró fijamente a los ojos.

- ¿Y cuál es tu conclusión, doctora?

Ana se echó a reír.

- Marina y yo te conocemos desde ya hace seis años Amelia. Sin embargo, sigues siendo todo un misterio.

- No soy ningún misterio - insistió - Al menos no intencionadamente.

- ¿Por qué no te has traído a Sara? - preguntó Marina desde su posición - Estáis saliendo ¿no?

Amelia alcanzó la botella de vino, añadiendo un poco más a su copa antes de contestar. No había visto a Sara desde hace dos semanas y no había hablado con ella por lo menos seis o siete días. ¿Se consideraba salir lo que ellas estaban haciendo?

- He estado ocupada - dijo evasivamente.

Ana le brindó una lenta sonrisa. Sabía que estaba mintiendo.

- Y otra vez vuelves a escaquearte con otra excusa.

Amelia se encogió de hombros.

- No somos nada serio, ya lo sabéis.

- Nunca lo habéis sido... ¿o si?

- Nos cae bien - dijo Marina

- Sólo porque ella y Ana pueden hablar de cosas de su trabajo - Amelia levantó una ceja - ¿En serio os conozco desde hace seis años?

- Seis años y un millón de cenas, si - dijo Ana - Pero seguimos sin conocerte del todo.

Amelia se detuvo, su mirada se alternaba entre sus dos mejores amigas.

Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora