- Oh, joder, qué calor - dijo Marina mientras se abanicaba - ¡Que puto calor cariños!
Amelia se echó a reír.
- Vosotras queríais saberlo - dijo levantando los hombros.
- Es que sois monísimas, me quiero morir de verdad os lo digo, la puta mejor historia romántica de la historia de las historias, a la mierda el diario de Noa.
- Exagerada, el diario de Noa acaba bien, esto... bueno - miró a lo lejos, huyendo de la mirada de sus amigas.
- ¿Qué hubiese pasado si alguien os hubiera pillado? - preguntó Ana.
- Que no me hubierais conocido - sonrió con tristeza Amelia - Porque ahora estaría muerta.
- ¿Y qué hay de tu madre?
Una sonrisa de verdad volvió a aparecer por su rostro.
- Mi madre también me habría matado - asintió con la cabeza hacia Marina.
- Creo que es romántico - afirmó Marina.
- ¿Romántico? ¿Estar cachondas perdidas todo el puto día a los dieciséis años? No se que le ves de romántico. Ninguna de las dos sabíamos lo que hacíamos.
- Pero aprendíais rápido - dijo Ana con una sonrisa - Supongo que te informabas de cosas por Google.
- A veces.
- ¿Y Sebastián? ¿Como lidiaste con eso? - Ana quería ir más allá.
- Era lo que era. Sebastián siempre había estado en la ecuación. Yo sabía mi lugar. Lo que yo quería no importaba.
- ¿Y Luisita? ¿Qué crees que quería ella?
Amelia miró a Ana pensativa.
- Pensaba que habías dicho que no ibas a hacer de psicóloga conmigo, Dra. López - dijo Amelia con una mueca de enfado formándose en su rostro.
Ana sonrió.
- Lo siento. Es que encuentro esta historia muy intrigante. Me sorprende que hayas podido manejar todo esto tan bien a esa edad.
- Como ya te he dicho, listilla, sabía cuál era mi papel en su vida. Sí, estaba enamorada de ella. Perdidamente enamorada. Y ella también lo estaba de mí. Pero no iba a llegar a ninguna parte. No teníamos ningún futuro. Ella lo tenía todo planeado. Lo nuestro solo eran momentos robados. Eso es todo.
- Pues es muy triste - dijo Marina.
- Ya. Y fue muy difícil vivir aquello. Intentaba no pensar en sus citas con Sebastián, ni en lo que podía hacer con él. Nunca le preguntaba. No quería saberlo.
- Entonces, ¿con quién perdió su virginidad? ¿Tú o él? - preguntó Ana.
Amelia recordaba muy bien esa noche. Era uno de sus momentos especiales que siempre recordaría con gran cariño.
- Conmigo. Fue un sábado. Tenía diecisiete años.
****************************************
Flashback
Era extraño que tuviesen la casa para ellas solas. Bueno, a excepción de su madre y Benigna, pero ellas nunca subían a la habitación de arriba. La señora Gómez estaba en un baby shower y el señor se había ido de viaje de trabajo a Barcelona. Luisita y ella no habían pasado mucho tiempo a solas estás últimas semanas y empezaba a echarla mucho de menos.
Tenía ganas de pasar el día con ella. Cuando llamó a la puerta de su habitación lo único que escuchó fue un murmurado "pasa" desde el otro lado.
ESTÁS LEYENDO
Siempre fuiste tú
FanfictionLuisa Gómez, hija de unos padres adinerados demasiado obsesionados con el que dirán, conoce a los nueve años a Amelia Ledesma, hija de la encargada del servicio doméstico. Pese a su gran y rápida amistad, ambas siempre han sabido cual era su papel e...