Capítulo 8: Como un volcán

2K 194 14
                                    

- Oh, joder, qué calor - dijo Marina mientras se abanicaba - ¡Que puto calor cariños!

Amelia se echó a reír.

- Vosotras queríais saberlo - dijo levantando los hombros.

- Es que sois monísimas, me quiero morir de verdad os lo digo, la puta mejor historia romántica de la historia de las historias, a la mierda el diario de Noa.

- Exagerada, el diario de Noa acaba bien, esto... bueno - miró a lo lejos, huyendo de la mirada de sus amigas.

- ¿Qué hubiese pasado si alguien os hubiera pillado? - preguntó Ana.

- Que no me hubierais conocido - sonrió con tristeza Amelia - Porque ahora estaría muerta.

- ¿Y qué hay de tu madre?

Una sonrisa de verdad volvió a aparecer por su rostro.

- Mi madre también me habría matado - asintió con la cabeza hacia Marina.

- Creo que es romántico - afirmó Marina.

- ¿Romántico? ¿Estar cachondas perdidas todo el puto día a los dieciséis años? No se que le ves de romántico. Ninguna de las dos sabíamos lo que hacíamos.

- Pero aprendíais rápido - dijo Ana con una sonrisa - Supongo que te informabas de cosas por Google.

- A veces.

- ¿Y Sebastián? ¿Como lidiaste con eso? - Ana quería ir más allá.

- Era lo que era. Sebastián siempre había estado en la ecuación. Yo sabía mi lugar. Lo que yo quería no importaba.

- ¿Y Luisita? ¿Qué crees que quería ella?

Amelia miró a Ana pensativa.

- Pensaba que habías dicho que no ibas a hacer de psicóloga conmigo, Dra. López - dijo Amelia con una mueca de enfado formándose en su rostro.

Ana sonrió.

- Lo siento. Es que encuentro esta historia muy intrigante. Me sorprende que hayas podido manejar todo esto tan bien a esa edad.

- Como ya te he dicho, listilla, sabía cuál era mi papel en su vida. Sí, estaba enamorada de ella. Perdidamente enamorada. Y ella también lo estaba de mí. Pero no iba a llegar a ninguna parte. No teníamos ningún futuro. Ella lo tenía todo planeado. Lo nuestro solo eran momentos robados. Eso es todo.

- Pues es muy triste - dijo Marina.

- Ya. Y fue muy difícil vivir aquello. Intentaba no pensar en sus citas con Sebastián, ni en lo que podía hacer con él. Nunca le preguntaba. No quería saberlo.

- Entonces, ¿con quién perdió su virginidad? ¿Tú o él? - preguntó Ana.

Amelia recordaba muy bien esa noche. Era uno de sus momentos especiales que siempre recordaría con gran cariño.

- Conmigo. Fue un sábado. Tenía diecisiete años.

****************************************

Flashback

Era extraño que tuviesen la casa para ellas solas. Bueno, a excepción de su madre y Benigna, pero ellas nunca subían a la habitación de arriba. La señora Gómez estaba en un baby shower y el señor se había ido de viaje de trabajo a Barcelona. Luisita y ella no habían pasado mucho tiempo a solas estás últimas semanas y empezaba a echarla mucho de menos.

Tenía ganas de pasar el día con ella. Cuando llamó a la puerta de su habitación lo único que escuchó fue un murmurado "pasa" desde el otro lado.

Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora