Capitulo 11: Lejos de ti

1.6K 176 10
                                    

- Mi corazón se está rompiendo a pedazos por ti - dijo Marina.

Amelia asintió.

- Fue difícil. Y mi corazón se rompió definitivamente esa noche. Se iba a casar.

- Supongo que no te invitó a la boda - dijo Ana.

- No. Mi supuesta posición social no merecía una invitación de los Gómez - sonrió - ¿De verdad crees que hubiese ido si me hubiera invitado?

- ¿Intentaste convencerla de no casarse? - preguntó Marina - Estabais tan enamoradas... es triste.

- El plan estaba en marcha. Luisita no tenía ni voz ni voto en eso. Volvió a la universidad después de las vacaciones y aproveché la oportunidad para visitar a mi madre más a menudo. En cuanto me gradué, sin embargo, sabía que Luisita volvería a casa. Su madre se pasó casi toda la primavera planificándolo todo para el gran día.

- ¿Fue entonces cuando empezaste a evitar ir a Zaragoza? - preguntó Ana.

- Sí. Una vez que Luisita volvió a casa, nunca más volví. Hablé con mi madre una semana antes de la boda y me dijo que tenía el "nerviosismo pre-marital típico", creo que fue el término que utilizó. Sus estados de ánimo iban entre no responder a nadie a ataques de llanto.

- Oh venga, ¿por qué no dijo que no? ¿qué iban a hacerle sus padres? - dijo Marina - Será infeliz toda su vida.

- Me derrumbé aquel día. Casi fui con ella. Sabía que estaba sufriendo. Sabía que podía calmarla. Pero al final no me atreví. La cicatriz emocional que me hubiera dejado aquello hubiera sido irreparable.

- ¿Seguías trabajando en la tienda de ropa? - preguntó Ana.

- No. Empecé a trabajar en una tienda de comidas alternativas. Me encantaba el ambiente. Y en ese momento, no tenía ni idea de que hacer con mi vida. Nacho se retiró poco después y decidimos abrir nuestra propia tienda. En aquel entonces todavía intentaba superar a Luisita y seguir adelante con mi vida. Mi carrera siempre había estado en un segundo plano.

- ¿Alguna vez has tenido una relación estable? - preguntó Ana - ¿Una en la que hayas podido estar realmente involucrada?

Amelia se rió.

- ¿Vuelves a transformarte en la Dra. López? - preguntó.

- ¿Alguna vez has ido a terapia para hablar sobre ello?

Negó con la cabeza.

- ¿Estás diciendo que debería hacerlo?

Tienes casi treinta y ocho años y nunca has estado en una relación seria con nadie. Tu madre es una paciente de cáncer, y aún así, evitas ir a ayudarla porque tienes miedo de encontrarte con la mujer de la que te enamoraste cuando eras adolescente - sonrió rápidamente - ¿Qué crees?

- Una vez mi madre se jubiló y se mudó a otra casa, iba a verla con bastante frecuencia. Todavía voy. Aunque solo voy y vengo el mismo día, no me quedo tantos días como Nacho.

- Por miedo a encontrarte con Luisita - afirmó Ana.

- Sí. No creo que eso signifique que necesito ir a terapia.

- ¿Todavía estás enamorada de ella? - preguntó Marina.

- No - dijo rápidamente. Pero una mirada a sus ojos le confirmó que sabían que estaba mintiendo - Me he convencido de que no lo estoy - corrigió - No tiene nada que ver con que nunca haya estado en una relación seria. Simplemente nunca he conocido a nadie que... bueno, de quien me haya enamorado.

Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora