Capítulo 6: Hormonas

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- Dios sois monísimas, parece una historia sacada de algún libro - dijo Marina, dando un último sorbo a su cerveza casi vacía.

- ¿Monísimas? Era un puto manojo de nervios - dijo Amelia. Cogió el último pan de ajo y le dio un mordisco - Voy a reventar.

- Espero que guardes espacio para el postre.

Amelia la miro detenidamente.

- ¿Qué hay?

- Creps de nocilla.

Amelia casi gimió al pensar en el exquisito manjar.

- Supongo que tendré que hacer un esfuerzo.

- Sé que es tu postre favorito, así que ni siquiera intentes sonar molesta - dijo Marina con una sonrisa.

Amelia miró a Ana.

- ¿Cómo puedes estar tan delgada con semejante cocinera en casa?

- Bueno cariño, no te creas que cocina así siempre. La única vez que nos damos estas comilonas es cuando vienes tú a cenar.

Amelia sonrió.

- Maldito sea mi paladar.

Ana apoyó los codos sobre la mesa y la barbilla en las manos. Era una pose que Amelia conocía perfectamente. La gallega se había convertido ahora en la Dra. López y ni siquiera intentaba ocultarlo.

- ¿Pensabas que eras lesbiana? ¿Bisexual? ¿Que solo estabas experimentando?

- Solo sabía que mi amiga me ponía cachonda. Ni siquiera tenía interés en los chicos. Creo que, estaba bastante segura de mi sexualidad, doctora.

- ¿Y Luisita?

- ¿La verdad? Creo que solo estaba experimentando. Ser lesbiana no era algo que se vea bien en su mundo. Ni siquiera era una posibilidad para ella.

-¿A pesar de todo lo que hacíais?

- Incluso con eso. Cualquier excusa que pudiera utilizar para hacerlo, la utilizaba. Prácticas, ensayar, calmar nervios, prepararse. Nada más.

- Debió ser difícil para ti.

- Sí, Dra. López, fue muy duro - miro los ojos que tenía frente a ella - Todavía lo es.

-¿Es por eso que evitas ir a casa siempre? Aunque solo sea para ver a tu madre.

- Deja de intentar hacer que se sienta culpable, Ana - dijo Marina - Estoy disfrutando mucho de esta historia. Cuéntanos algo más. ¿Qué pasó cuando fuiste a su habitación aquella noche?

Amelia sonrió.

- ¿Qué crees que pasó? - preguntó sonriendo - Mis hormonas estaban en pleno apogeo y tenía sólo quince años.

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Flashback

- Solo vamos a ver una película o algo - comunicó Amelia.

- No te quedes hasta tarde - la advirtió su madre.

- Que no, pesada - dijo mientras se dirigía hacia las escaleras y entraba en la planta superior. Una vez en el segundo piso se detuvo, escuchando, pero todo parecía estar en silencio.

Corrió hacia la planta de Luisita. Se detuvo a recuperar el aliento antes de golpear ligeramente la puerta.

- Pasa - dijo la rubia desde dentro.

Amelia abrió la puerta encontrándose con Luisita encima del sofá, los restos de su hamburguesa vegetariana desplegados por todo el mueble. Cada vez que los Gómez tenían planes para cenar en algún sitio, su madre les preparaba algo que rara vez podía disfrutar... hamburguesas.

Siempre fuiste túWhere stories live. Discover now