Capítulo 16: Recuperar la amistad

1.5K 173 7
                                    

- Ha sido bueno veros a Luisita y a ti juntas otra vez - dijo su madre mientras limpiaban la cocina.

- Antes érais muy cercanas.

- Mamá, por favor. Ya te lo dije, es complicado.

Su madre asintió con la cabeza.

- Sí. Porqué está casada. Lo sé.

Amelia se detuvo en seco.

- ¿Qué quieres decir?

- Amelia, no soy tonta.

La morena fingió ignorancia.

- No sé de qué me estás hablando.

- Has estado enamorada de ella desde que erais pequeñas - declaró su madre sin morderse la lengua.

Amelia tuvo un momento de pánico. Después de todos estos años. ¿De verdad iban a tener esa conversación? Dios, tenía treinta y ocho años. ¿Era necesario? Bueno, no quería ser parte de eso. Se giró para salir de la cocina, pero su madre no estaba dispuesta a tirar la toalla en aquel momento.

- ¿Amelia?

Se detuvo dándole la espalda a su madre.

- ¿Qué? - suspiró.

- ¿No crees que ya va siendo hora de que me lo digas?

Amelia tragó nerviosamente.

- ¿Decirte qué?

- Que te gustan las chicas.

La morena dejó caer la barbilla hacia su pecho con un gemido silencioso. Oh, Dios mio, pensó. Negó lentamente.

- Hemos estado mucho tiempo sin hablar de ello - dijo - No sé que necesidad hay de sacar este tema ahora.

- ¿Por qué nunca has hablado conmigo de ello?

Amelia se dio la vuelta.

- ¿Cuánto tiempo hace que lo sabes?

Su madre sonrió.

- Siempre. El hecho de que nunca salieras con nadie, nunca hablabas de chicos... era una pista. Siempre fuiste muy callada con respecto a eso. Pero Luisita y tú...

- Luisita no es lesbiana - dijo rápidamente.

Su madre inclinó la cabeza y sonrió.

- Os he visto desde que teníais diez años, hija.

- Mira, no quiero hablar de esto - hizo un amago de largarse de allí.

- Cariño, ¿no crees que una madre sabe cuando su hija se está enamorando?

- Oh, por Dios - murmuró sintiendo que su rostro se ponía rojo - No quiero volver a hablar de esto con nadie.

- Es una parte muy importante de tu vida... ¿por qué no quieres compartirla conmigo?

Amelia se encogió de hombros.

- ¿Por qué nunca me lo preguntaste?

- Pensaba que me lo dirías cuando estuvieras lista. Pero yo seguía haciéndome mayor, tu seguías creciendo. Estuvimos evitando el tema, eso es lo que hacíamos, supongo.

- Entonces, tal vez deberíamos de seguir con eso - sugirió.

- No voy a estar en este mundo para siempre - dijo su madre - Quiero saber que eres feliz.

- Soy feliz, mamá - respondió ella.

- No, no lo eres. Y tampoco lo es Luisita.

- Mamá, Luisita está casada. Nada va a cambiar eso.

Siempre fuiste túWhere stories live. Discover now