Capítulo 31: Recuperar el tiempo perdido

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Luisita miró a través de la sala de espera hacia María, la mujer de Nacho. Sus hijos sentados a su lado, todos con miradas tristes en sus rostros. La rubia estaba sentada en silencio, negándose a pensar en lo peor. Con los años, Devoción se había convertido en mucho más que en una amiga para ella. Estaba más cerca de ser su madre que la suya propia.

Cerró los ojos por un segundo, deseando tener el derecho de poder estar con Amelia en ese momento. La morena parecía asustada. Luisita había querido consolarla, pero no sabía cuánto sabían todos sobre su relación pasada. Se preguntaba si pensarían que era extraño que estuviese ahí con ellos.

- Sabes que Devoción te ve como a su hija ¿verdad?

Luisita fue sorprendida por la voz de María. Sonrió ligeramente.

- Lo sé. Gracias. La he conocido prácticamente toda mi vida. Con los años... se ha ido ganando el puesto que tendría que haber ocupado mi madre desde siempre.

María abrió su bolso y sacó unos billetes, entregándoselos a sus hijos.

- ¿Por qué no os vais a por algo de beber? - miro a Luisita con las cejas levantadas, pero la rubia negó con la cabeza. Tan pronto como se fueron, María se levantó, uniéndose a Luisita en la sala de espera de aquel hospital - ¿Puedo sentarme a tu lado?

- Claro.

Maria juntó sus manos, dejando escapar un profundo suspiro.

- Nacho ha estado tan emocionado con la mudanza, y con volver a estar con su hermana y su madre... Siente que se ha perdido muchas cosas cuando estaba en el ejercito. Él solo quería pasar tiempo con su familia

- Devoción es una mujer fuerte - le recordó la rubia.

- Es solo que ha pasado por mucho - la sorprendió María al coger su mano - Sé que tú y yo no somos exactamente amigas, pero con el paso de los años, Devoción me ha hablado mucho de ti. Espero no estar metiéndome donde no me llaman, pero su mayor deseo siempre ha sido que Amelia y tú volvierais a estar juntas.

Luisita se quedó sorprendida por sus palabras.

- Y yo que pensaba que ni Nacho ni tu sabíais nada - dijo sintiéndose un poco avergonzada.

- Sí. Hemos intentado incluirte en la familia desde siempre le apretó la mano y luego la soltó - Amelia piensa que esconde muy bien sus sentimientos, pero cuando te mira, bueno, hay que ser tonto para no darse cuenta.

- ¿Lo saben los niños?

- ¿Si saben que su tía es lesbiana? Sí. Pero no se si os han relacionado todavía. ¿Estoy siendo demasiado metome todo?

Esta vez Luisita se sonrojó libremente.

- No.

Por fortuna, los niños volvieron, dando por terminada aquella conversación. Se sentaron al lado de su madre después de darle una Coca-Cola. Luisita apoyó la cabeza contra la pared, esperando que Amelia regresara.

No tuvo que esperar mucho tiempo antes de verla entrar con Nacho a la sala de espera. Sus ojos se posaron sobre los de ella de inmediato, encantada de ver que algo de angustia había desaparecido. Se puso de pie cuando María lo hizo, esperando noticias.

- No sabemos mucho - dijo Nacho - Pero han descartado un derrame.

- Eso es bueno, ¿no? - preguntó su mujer.

- Supongo - respondió Amelia - Van a tenerla en observación por ahora. Quieren hacerle algunas pruebas mañana. No se acuerda de nada. Dice que estaba viendo la televisión y lo siguiente que estaba aquí.

Siempre fuiste túWhere stories live. Discover now