Capitulo VI

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Tengo la tonta creencia sobre que los miércoles son mucho mejor que los lunes y martes, porque es el centro de la semana, y según mi cabecita, a partir del miércoles el tiempo pasa mucho más rápido y como si nada ya es viernes.

Así que se puede decir que hoy estoy de buen humor porque ya es miércoles.

Tuve una mañana bastante pesada en la universidad, al punto de no poder ver a casi nadie de tanto trabajo que tenía; pero al fin tengo la tarde libre. Estoy frente a mi laptop en mi cama esperando a que mi madre se digne a hacer la dichosa videollamada de la semana.

Porque si, de tan lejos que viven, me es imposible hablar con ellos más de una vez a la semana con cada uno, aunque extrañamente Adrien no ha llamado. La llamada de mi madre al fin me entra, y una mujer pasada de los cuarenta pero muy jovial para su edad aparece sonriente en mi pantalla—.¡Leila, pero mira como has crecido!

Sonrío—. Tengo la misma estatura de hace un mes mamá.

— ¡Pero si luces tan grande y tan diferente!

— Eres una exagerada, si sigo siendo la misma.

— Probablemente, pero una madre siempre va a ver como esos pequeños detallitos van cambiando poco a poco —sonríe—. ¿te cortaste el cabello?

— Solo las puntas, comenzaba a verlas abiertas. Según Emiliana me iría muy bien el cabello corto un poquito más por debajo de los hombros, pero no estoy tan segura de cortarlo.

— Hazlo, estoy segura que se te verá encantador.. Además el cabello crece, y eres joven, todo se te ve bien a ti —suspira con aire de melancolía—. Cuando era joven, quería teñirlo de negro, así como tu, y cortarlo hasta los hombros, según yo, eso se vería sexy.. Pero cómo era en otro tiempo, era carísimo teñirse el cabello, y muchas veces llegaba a ser dañino. A veces no sé ni cómo sobreviví a esa época.

— ¿Pero qué dices? ¡Si era la época más bonita de todas! los vestidos ochenteros, el maquillaje, las cafeterías, la música, ¡todo era increíble!

— Te olvidas de que la trata de blancas era mucho más común, el que la mujer no pudiera opinar con libertad por miedo a ser juzgada, el no poder utilizar la ropa que quisieras, el tener que casarte rápido o serias una quedada.. Muchas cosas Leila, la televisión solo muestra lo bonito, lo llamativo, no el vil infierno que era.

— Bueno, no puedo opinar porque no lo viví —respondo.

— Exactamente —se ata el cabello en una coleta—. En fin, cuéntame todos los chismes, ¿Qué tal la universidad? ¿ya te gusta alguien nuevo? ¿hicieron algo que no deberíamos saber pero al final saben que nos vamos a enterar? Cuéntame todo, quiero saberlo.

— La universidad está muy cargada, apenas me ha dado tiempo de socializar, pero hice una nueva amiga, se llama Moon, y también me encontré con los amigos que tenía hace años, ¿recuerdas? —pregunto.

— ¿José, Carlos, y Marcos?

Sonrío—. Jacob, Camilo y Matt.

— Ah sí, no recordaba sus nombres. Ellos no me caían bien, para nada bien.

— Lo sé, lo decías todo el tiempo; lo extraño es que a mi esta vez tampoco me cayeron bien, tienen algo raro..

— Si te refieres al ego hasta el cielo, pues si, son unos engreídos de mierda.

— No no, bueno si, pero aparte de eso; no me inspiraron confianza, ¿me dio la sensación de estar en peligro sabes?

— ¿Cómo fue la sensación que sentías al principio con tus hermanos?

Un dulce peligroWhere stories live. Discover now