Capitulo XXX

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Hoy he amanecido mucho más animada, no pienso amargarme la fiesta con estupideces. Aunque tampoco pienso seguir el plan de Emilio, únicamente voy a seguir una parte de su plan, el del outfit.

Así que aquí se encuentra Annika, en mi habitación, ayudándo a arreglarme. Podría llamar a Vanessa, quien tiene una especialidad en esto, pero hay algo que no me cuadra en ella en estos momentos.. Es como si estuviera extrañamente rara últimamente.

Emilio también está aquí acostado en mi cama, con una camisa verde limón, horrorosa—. El naranja te iría mejor, resaltaría tus ojos verdes.. —le propone Annika, con la intención de que se quite esa porquería de camisa. No se ve feo, dudo que él pueda verse feo, es guapísimo, como un dios griego, pero esa camisa..

Llama mucho la atención.

— Me gusta el verde —asegura Emilio muy orgulloso de sí mismo—. Y como la temática me ha obligado a usar un color cálido, el verde limón es un color cálido —lo último lo dice con hastío.

— Pero el verde limón es algo.. Muy llamativo —murmura Annika.

— Me gusta vivir al límite —se encoge de hombros desinteresado.

Salgo de mi gran armario para mostrarle mis opciones a Annika—. ¿Cuál prefieres? —le pregunto. Tengo tres vestidos, uno amarillo, uno naranja, y uno que me ha obligado a comprar Vanessa en una ocasión, de color rojo.

— Yo me iría por el rojo, el rojo es un color cálido —opina Emilio.

— Habló el que no sabia si el negro era un color cálido —bromeo y me muestra el dedo corazón.

— ¿Cuál prefieres tú? —me pregunta Annika y esta es la diferencia con Vanessa. Vanessa me anima a salir de mi zona de confort, Annika me pregunta con cual me siento mejor, y eso no ayuda a mi indecisión, necesito de alguien que me impulse a sobrepasar mis limites.

«Vanessa propondría el rojo sin pensarlo dos veces»

— ¿Rojo? —pregunto confusa, quiero.. llamar la atención de Asher, pero la mínima inseguridad que ha dejado Camila en mí, no cree que el rojo sea una buena opción. No quiero verme ridícula. «Jamás te ves ridícula si no te sientes ridícula, eso diría Vanessa»

— El rojo te vendría precioso, ¡Con unas ondas en el cabello y un maquillaje seductor! —propone Annika emocionada, y vacilo un momento con los labios fruncidos.

¿Nos arriesgamos Lei?

— Perfecto —sonrío aunque por dentro no esté muy segura. Camila me ha hecho sentir una mierda, me ha bajado la seguridad de golpe, yo jamás soy tan indecisa, me pongo lo primero que encuentre..

Me pruebo el vestido rojo, y antes de mostrarle a mis amigos, me veo en el espejo que tengo en el armario. Trago grueso, el vestido se acopla a mis curvas de una forma que las hace resaltar luciendo increíblemente sexy, tiene un escote recto, que evita el que el vestido parezca vulgar, además de un detalle en la falda que me parece precioso. Aunque no me convence lo corto que luce, está muy por arriba de la mitad de mis muslos.

Me gusta, nadie puede verse ridícula con esto puesto, Vanessa se va a morir al ver que me he puesto el vestido que compramos hace mucho y que juré nunca ponerme.

Tomo iniciativa colocándome unos tacones dorados, brillantes, que hacen lucir la pedicura de mis pies. Al volver a verme al espejo, repentinamente regresa la seguridad que he perdido, no soy fea ni mucho menos, se que estoy muy por encima de lo común, y esto queda demostrado una vez más con mi figura en estos momentos, curvas de espanto, piernas tonificadas, muslos un poco anchos pero que jamás han sido una inseguridad para mi, buen tamaño del busto, y un muy prominente trasero. Ni siquiera me he maquillado o peinado, pero desde ya puedo decir que me encuentro enamorada de mi reflejo.

Un dulce peligroWhere stories live. Discover now