Capitulo XLV

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VERDADES A FLOTE

PARTE I

Narrador Omnipresente

Era un hecho, había una emboscada. El Secretario de Seguridad estaba satisfecho con el hecho de que Edurne Smirnova enviara cartas con la información que necesitaba, en esta oportunidad había enviado la ubicación de los Cambar.

— ¡Ninguno escapa! ¡Son cinco, están prácticamente desarmados y los quiero arrestados porque somos mayoría! —truena Rodrigo en su radio para todos los soldados y oficiales que lo acompañan. Sería una tarea difícil, pero iban a penetrar esa mansión como fuera lugar.

Ponce creyó que sería una trampa por parte de la rusa, pero al comenzar a ver anillos de seguridad y a gente armada por todos lados, además de una mansión casi imposible de penetrar lo vio posible, era la mansión Cambar. La mansión de esos mafiosos.

Incluso la rusa había buscado la mejor oportunidad para atacar, puesto que esperó a que los otros imbéciles de los Cambar salieran del país, para emboscar a este grupo.

¿En Venezuela? No sucedía absolutamente nada, habían ciertos problemas que ella había ocasionado para llamar la atención de los Cambar y que fuera obligatorio que una parte de ellos abandonará la mansión, junto con la mayor parte de sus escoltas.

— No quieres arrestarlos, ¿no? —le pregunta Erick relajadamente a Edurne, los dos están sentados frente a la pantalla grande que está conectada a las cámaras de seguridad de los Cambar. Lo estaban viendo todo, incluso estaban viendo como sería su plan de escape.

Era un show digno de disfrutar.

— No, si los arrestan es un plus, pero esa no es mi intención —sonríe Edurne tomando de su copa de vino, jugar con el Secretario de Seguridad era tan fácil..

Solo era un peón más en su tablero de juego y el muy imbécil se creía capaz de arrestar a esas escorias—. Tu objetivo es la muñequita de Asher.. —asegura Erick fumando de su cigarrillo.

— Un peón más en este juego, es hora de abrirle los ojos, ¿no lo crees? —Ese era su objetivo, Leila. Su familia tenía razón, no podía hacerle daño, puesto que las consecuencias serían graves si la tocaba, pero jugar con ella era divertido.

— ¿Cómo sabes que funcionará? Digo, al enterarse de todo se dará cuenta que los Cambar no la traicionaron, sino que fue su propia familia.. —explica Erick confuso, Edurne era un poco idiota a veces, así le parecía a él.

— Quiero creer que no es tan idiota y escogerá el bando ganador en esta guerra —contesta Edurne relajadamente, Leila era como un laberinto complicado de descifrar, era muy impulsiva y nunca sabes cuál será su próximo movimiento. Puede unirse a ellos y ser una rusa más, o puede asesinar a Melissa por traidora.

Los Smirnova saben que Leila es peligrosa, por esa razón están dispuestos a ayudarla a abrirle los ojos, con el objetivo de ganarse su confianza. Al enemigo es mejor tenerlo cerca que lejos.

— No creo que ganemos su confianza tan fácil —murmura Erick. Él no la subestima, sabe que Leila no es como Edurne la pinta. Él solo estaba ahí, sentado junto a su mayor enemiga, porque estaba fascinado con la muñequita de Asher, además de que lo entretiene el caos en la casa Cambar.

— Tú solo dedícate a drogarte y deja de opinar estupideces —contesta Edurne tajante. Detestaba a Erick como no tenía idea, Erick era demasiado diferente a Eduard, al menos el fallecido no era un adicto de mierda.

Un dulce peligroUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum