Capitulo XVII

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Las puertas de la gran discoteca se abren frente a nosotros, la música está que revienta, todo está rodeado de escoltas, hay gente bailando, gente drogándose disimuladamente, gente hablando de negocios, gente borracha aun cuando la fiesta apenas comienza, también hay prostitutas que están con los más grandes, gente fajando en los asientos, y los lugares más inmorales están al cruzar el pasillo que lleva a las habitaciones donde las personas pueden tener orgias, tríos o cumplir sus fetiches mas bizarros, en este lugar se respira sexo, alcohol, drogas y muerte.

Según me cuenta Javier antes era mucho peor, con los antiguos jefes de la mafia habían esclavas sexuales, esclavos sexuales y cosas mucho más bizarras, pero todo cambió cuando los Caver tomaron posesión. Probablemente esas cosas aun suceden, pero no frente a los ojos de todos si no que en las habitaciones que mencioné hace un momento—. ¡Los Caver! —gritan todos los presentes alzando sus tragos en forma de saludo.

— Ven conmigo —dice Javier tomándome del brazo adentrándonos entre la gente. Asher viene detrás, los demás ya se dispersaron—. Epaa, ¿tú también quieres entrar en ambiente con nosotros, hermanito?

— Ajá —contesta este siguiéndonos.

— Me está comenzando a hartar —se queja Javier susurrado por lo que río en una suave carcajada.

— Seguro se cansa de nosotros rápido —susurro de vuelta.

— Más le vale —dice este, caminando hacia una de las mesas VIP. Lo único que tienen de VIP son que están bañadas en oro y tienen mucha más privacidad que las otras.

— ¡Asher! —grita una voz chillona, haciéndonos voltear a los tres. La hermana del jefe del Cartel Cubano, es muy linda, morena despampanante, con unos rizos preciosos, y unos ojos ámbar muy llamativos que se unen perfectamente a todo su físico, es una chica de curvas pronunciadas, la mujer que cualquiera quisiera ser. Trae puesto un vestido amarillo muy sensual que se le ciñe muy bien a su cuerpo, y luce perfectamente maquillada.

Es muy bonita.

— Hola —sonríe Asher al verla, saludándola con un beso en la mejilla. La chica se muere por él, en cada fiesta siempre se le acerca y Asher se la pasa con ella, es algo muy típico. No me sorprende que la cubana ni siquiera note la presencia mía o de Javier porque no puede apartar la mirada de Asher.

— Ah, hola Javier —dice desinteresada saludando con un gesto con la mano a Javi, a mi ni siquiera me determina, suele hacer eso.

Pongo los ojos en blanco sentándome en la mesa sin determinarla yo también, que se vaya con Asher si desea, no es como que me importe, pero acá no se sienta. El mesero se acerca rápidamente a mi, y le pido una botella de vodka con dos vasos, para Javier y para mi—. ¿Nos sentamos juntos y entramos en ambiente? —pregunta la Cubana, yo al ver sus intenciones le hago un gesto a Javier con la mano, haciéndole entender que no la quiero acá.

No voy a estar en una mesa donde me hagan de menos, si la sientan acá, la que se para soy yo.

No sé ni su nombre, tampoco es que me interese.

— Es mejor entrar en ambiente bailando —propone Javier apoyándome—. ¿Por qué no la invitas a la pista, Asher?

— ¡Eres un genio Javier! ¡Te adoro! —le dice esta, y Asher se la lleva para bailar con ella; el chico el cual hace un momento estaba de coqueto conmigo medio gira su vista hacia mí antes de irse pero le volteo la cara centrándome en las otras personas, por lo que sigue con su camino.

Javier toma asiento a mi lado y el mesero me trae lo que pedí—. Cuanto a que hoy Asher tiene una buena noche —bromea el chico a mi lado, yo sirvo el trago en los dos vasos centrando mi vista en la pista, hay una canción electrónica de fondo, canción que ahora odio al ver como la cubana refriega su cuerpo sobre Asher al bailar increíblemente pegados.

Un dulce peligroWhere stories live. Discover now