Capitulo XX

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Al llegar al aeropuerto de Massachusetts, todo se vuelve un caos, son apenas las 6:30 de la mañana y una camioneta nos espera a Emilio y a mi, Rabioso eespera afuera de esta haciéndonos gestos para que lo encontremos, la mirada de ese hombre siempre me intimida, da miedo.

Cuando estamos caminando hacia el hombre que nos espera, ya que por obvias razones, él no puede entrar hasta esta parte del aeropuerto, un grupo de periodistas nos abordan de la nada, ni siquiera se de donde salieron, o que mierda quieren, solo se que ya los tengo a todos a mi alrededor haciendo preguntas de las cuales desconocía el contexto—. ¿Qué hacían los Cambar en el país donde se sepultó el cuerpo del primo de nuestro Secretario de Seguridad?

— ¿Perdón? —pregunta Emilio tratando de pasar tomándome del brazo, pero ellos nos cortan el paso.

— ¿Dónde está su padre? —pregunta uno.

— ¿Qué piensan acerca de que su papá sea tachado como criminal por el Secretario de Seguridad? —pregunta otro.

— ¿Qué piensan acerca de la última rueda de prensa del Secretario de Seguridad en Corea del Sur?

— ¿Qué vínculos tienen con los Caver? —«no entiendo que pasa».

— ¿Es usted una víctima más de esta familia, Leila Cambar, o una victimaria? —me preguntan directamente a mí, y todas las cámaras me enfocan.

— Perdón, no sé de qué hablan —digo tratando de pasar, pero no nos dejan.

— ¿De donde sacan el dinero para tantos lujos?

— ¿Cómo murió tu madre, Emilio?

— ¿Por qué sus hermanos no viajaron con ustedes?

— ¿Los Cambar son criminales?

— Se les involucra en la muerte del primo del Secretario de Seguridad.

Emilio se exaspera, y lo entiendo, ya me están colmando la paciencia, yo solo quiero irme a casa a ver a mis hermanos—. Lo que están haciendo se llama difamación ya que no existen pruebas de lo que se nos acusa, y discúlpenme, pero un viaje es una prueba tan nefasta para el poder que tiene el queridísimo Secretario de seguridad —decide hablar Emilio, ya que no hay escapatoria.

— ¿Si tan inocentes son, por qué no se entregan a la DEA todos juntos, para que se pueda esclarecer su caso? —se queja un periodista.

— ¿Te entregarías tú? Sin orden de captura nosotros no pensamos hacer nada —niega Emilio—. Lamentamos desde el fondo de nuestro corazón la pérdida que tuvo el país, sin embargo, nosotros no somos asesinos, ni criminales, y en mi opinión, Rodrigo en lugar de tachar a gente inocente de asesinos, debería de centrarse en realizar bien su trabajo, no puede ser posible, que desde que él tomó el cargo de Secretario, la delincuencia haya aumentado un 10% más, en muy pocos días, si el sigue rindiendo de esta manera, ¿Qué le espera a Estados Unidos en un mes? ¿ser la nueva Vietnam? No puede ser posible que Rodrigo prefiera centrarse en la obsesión que tiene con mi familia, antes que ponerle atención a los tiroteos en las escuelas que sucedieron la semana pasada, al aumento del narcotráfico, las nuevas fábricas de droga, los femicidios, los nuevos casos de corrupción, entre muchas más denuncias y situaciones que solo afectan y retrasan en el desarrollo de nuestro país. Lo siento, pero si este es el Secretario de Seguridad que nombraron, nos espera un futuro lamentable.

¿He dicho ya que Emilio es un cabrón? Pues sí, muchas veces, pero esta es una demostración más del porque no me equivoco. ¿Cómo sabe todo eso? No lo sé, pero definitivamente, los periodistas se han quedado mudos, y es que no los juzgo, ni yo sabría que contestar a semejante respuesta, todavía la ando analizando.

Un dulce peligroWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu