Capitulo LIII

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MOSCU

RUSIA

MAFIA RUSA

Erick Smirnova

El anfiteatro comenzaba a llenarse, la multitud de personas esperando por sus líderes. Asistirá una cuarta parte elegida de la mafia rusa para que puedan presenciar lo que el día de hoy está por suceder.

A mi familia le gusta el público, le gusta el ser idolatrados como dioses.

A mi también, no lo voy a negar.

El anfiteatro es mucho más grande que el coliseo Romano, pero cómo es propiedad de la mafia rusa, las personas suelen desconocer su ubicación y su existencia.

Aquí es donde los líderes tomamos las decisiones frente al pueblo con respecto a lo que compete a la mafia rusa. Esto ayuda a que no puedan decir que existieron injusticias.

El ruido de la multitud me estorba, la mente se me nubla, y probablemente no esté en mis cinco sentidos, aunque hoy sólo haya inhalado un pequeño gramo para poder estar despierto y no demostrar la depresión que me caracteriza estando sobrio.

Las personas suelen advertirme que puedo volverme adicto a esta mierda, que está será la razón de mi muerte, pero ellos no tienen ni idea del as bajo la manga que tengo a mi favor.

Mi mafia se destaca en la bioquímica, siendo creadores de químicos mortales, o químicos que pueden salvarte la vida de aquellas enfermedades que no tienen cura.

Normalmente se centran en crear químicos de tortura para las víctimas, pero así como existen químicos mortales, existen sus antídotos.

Hace unos pocos meses crearon un químico que uso a mi favor cada que lo necesito. Cuando mi cuerpo parece volverse dependiente a esta mierda, o quiero dejar de ser un asqueroso adicto, me inyecto dicho químico y elimina cualquier toxina dañina proveniente de las drogas que pueda quedar en mi sangre. Luego de dos días de una fuerte abstinencia, pareciera como si nunca en mi vida me hubiese drogado, volviendo mi cuerpo limpio como el de un bebé que no ha ingerido nada dañino.

Es horrible inyectarme, la abstinencia es dolorosa.

Lo he hecho dos veces, cuando he creído que he llegado a mi límite y he querido parar, siempre me he prometido no volver a drogarme nunca más, pero el que la vida que llevo no le ayude a mi salud mental, me vuelve difícil la tarea.

Siempre que intento dejarlo, sucede algo horrible en mi familia que dudo poder soportar de forma sobria, porque detesto sentir, detesto sentirme vulnerable y débil.

La mafia no colabora, todo el mundo en este lugar utiliza las drogas como un mecanismo de fortaleza, y cada que intento dejarlo, ellos me incitan a retomarlo. Aunque tampoco es como si tuviera una motivación la cual me anime dejarlo.

Mi motivación debería ser mi vida, pero si muero joven o no, realmente no me importa.

Murió Eduard, sería estúpido si no muero yo que soy una porquería peor a él.

Morir es un premio para mi.

Detesto mis recuerdos, detesto mi historia, detesto esta familia, detesto a esta mafia, detesto ser un asqueroso ruso, detesto mi vida, pero principalmente me detesto a mi, me repugno, merezco todo lo malo que me ha sucedido por ser la mierda que ellos me han obligado a ser.

Y aun así, sigo aquí, fingiendo como todos ellos lo hacen, creando bromas estúpidas, y demostrando que no soy tan decepcionante como ellos piensan; que al final y al cabo puedo llegar a ser igual de miserable que mi padre, porque soy muy capaz, soy muy inteligente, muy ágil, muy sádico.

Un dulce peligroWhere stories live. Discover now