Capitulo VIII

558 25 1
                                    


— Ya se saben el plan, Vanessa tu eres la primera en actuar, suerte —Nos recuerda Emilio antes de que Asher, Vanessa, Javier, Emiliana, Valentina, Marcos y yo bajemos del auto.

Nuestros vestuarios son dignos de retratar. Vanessa posee un vestido color amarillo muy clarito, junto a un collar de diamantes que adorna perfectamente su cuello y una coleta alta amarrada con un lazo del mismo color del vestido. Ella era la que más sencilla debía vestirse, debido a que no usaría ese traje por mucho tiempo, pero como siempre, la simpleza no es una de sus cualidades. Su antifaz es de un color dorado muy bonito, ayuda a esconder perfectamente su rostro y a resaltar sus bellos ojos azules.

El conjunto de Emiliana se compone de un vestido verde claro con un tul transparente que llega hasta su cintura y ayuda a cubrir sus brazos, pero deja al descubierto sus hombros, además de pequeños encajes en el escote y muñecas. En su cabello lleva un moño desordenado alto, y su única joya son unos pendientes con una piedra preciosa del color de una esmeralda, —seguro es una esmeralda—. Su antifaz es color negro con encaje lo cual ayuda a resaltar sus ojos. Todo en ella combina a la perfección.

Valentina está vestida con un vestido lila que tiene como mangas un tul del mismo color pero más suave. El vestido tiene un escote recto, lo cual le deja al descubierto los hombros, adornado por pequeñas florecitas, además de también tener adorno de flores en el lazo que se ajusta a la cintura. Su cabello está suelto con ondas pero dos mechones del frente se unen en una coleta por detrás. Agregando que tiene como adorno unos lindos pendientes con diamantes reales. Su antifaz es de plata, decorado con diamantes y oro. Se ve muy bonita.

Y yo voy vestida con un vestido azul zafiro que tiene un escote tipo corazón gracias al corsé, y vuelos como adorno en la falda, además de estar decorado con brillantina o algo así. Mi cabello negro está suelto pero con ondas para que no se vea tan aburrido; mi cuello lo adorno con un collar de oro blanco, también tengo un brazalete y unos pendientes del mismo material, ya que el oro blanco siempre ha sido mi favorito. Mi antifaz también está hecho de oro blanco, pero con pequeños diamantes lo que lo hace más llamativo. Me veo bien, no lo puedo negar.

Marcos, Javier, y Asher se fueron por la opción fácil, los tres tienen un traje negro al estilo victoriano, con pequeños encajes del mismo color como adorno, y una corbata también del mismo color. Lo único que no es negro en ellos, es la camisa blanca que llevan por debajo del saco y del chaleco, pero es casi imposible de ver. Su antifaz también es negro, pero aunque parezca simple, su vestimenta cuesta mas que mi vida entera.

Se ven demasiado atractivos los tres, el traje les queda de puta madre, porque se ajusta perfectamente a su cuerpo en forma.

Los siete caminamos en forma horizontal hacia la puerta del museo, robamos unas cuantas miradas y aunque hicimos lo posible por regirnos al código de vestimenta y no llamar la atención de más, veo que no lo logramos.

Al llegar a la fila, esperamos nuestro turno; Javier se gira hacia nosotros y habla susurrado para evitar que alguien nos escuche—. ¿Armas? —pregunta evitando que a uno de nosotros se le haya olvidado esconder la suya, todos asienten afirmando que no la olvidaron.

Nosotras nos colocamos una liga en el muslo derecho parecida a la que usan las novias en su boda, para guardar el arma ahí, sin ser descubiertas. Asher, Marcos y Javier se la guardaron dentro del chaleco.

También por protección y para estar comunicados con Emilio, Julio, Megan y Clara, o con nosotros mismos cuando nos separemos, cada uno tiene un pequeño auricular en el oído derecho que al pulsarlo enciende un micrófono que nos permite hablar con los demás.

Un dulce peligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora