☣CAPÍTULO 3☣

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         —Meryl Fowler, ¿cómo se declara ante las acusaciones hechas? —una voz replica frente a ella.

         Meryl levanta la mirada y se topa con todo un juzgado que la mira con odio. No entiende nada. Gira la cabeza y se encuentra a todas las personas con quienes vivió en el campamento, incluyendo a su padre y su hermano. Está a punto de llorar cuando el juez frente a ella vuelve a levantar la voz.

         —Meryl Fowler —la llama.

         Ella lo mira confundida.

         —Su señoría —habla bajo— yo... ¿de qué se me acusa?

         El jurado la mira consternado y el juez resopla, molesto.

         —De asesinar a las personas con quienes estuvo viviendo durante casi un año, incluyendo a su hermano y su padre.

         Meryl frunce el ceño.

         —Pero yo no...

         De pronto recuerda que se encuentran detrás suyo y se gira, pero entonces contempla todos los cadáveres de quienes le dieron cobijo alguna vez. Impactada, comienza a llorar.

         —No. Yo no lo hice —reclama, volviendo a mirar al juez—. ¡No fui yo, fueron los monstruos!

         —Pero Meryl, usted es uno de ellos.

         Ella tarda en comprender esas palabras, pero entonces, al mirar hacia abajo, se da cuenta de que su cuerpo grisáceo está putrefacto y su piel se cae a cachos. Su miedo la paraliza. Ella es ahora un monstruo más.

         El juez vuelve a llamarla, pero esta vez su instinto la obliga a lanzarse sobre el jurado que grita de horror. Los devora a todos, como una fiera hambrienta y sin corazón. No se detiene hasta que no están todos muertos. Pero cuando va a por el último de ellos descubre que es su padre quien está de pie frente a ella.

         Se detiene abruptamente y, mientras lo mira sobrecogida, nota como su propio cuerpo vuelve a la normalidad al tiempo que su padre se convierte poco a poco en un zombie.

         Su rostro se llena de lágrimas. Su padre le gruñe hambriento y, cuando ella trata de tocarlo alzando su brazo, éste se lanza sobre ella y la muerde en la pierna.

         Entonces despierta.






         Miro a mi alrededor. Mierda. Fue sólo un sueño. Toco mi pierna y ahí está aún la herida. Esa sigue siendo real.

HOSPEDANTES ©Where stories live. Discover now