☣CAPÍTULO 6☣

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         Escucho movimientos desde afuera y me quedo inmóvil, mientras los fuertes brazos de Glenn aún me sujetan. Él está apoyado en la parte lateral del camión, mientras las cajas volcadas se agolpan tras él.

         —¿Estás seguro de que está aquí? —percibo la voz de una mujer.

         —Que sí, te dije que lo vi entrar —le responde la voz de un hombre—. Pete, vuelve a moverlo.

         Glenn aprieta su agarre sobre mi espalda justo cuando otro golpe hace girar el auto. Terminamos atrapados entre las cajas y, cuando el movimiento ha cesado, él se detiene a pensar un instante para luego acercarse a mi oído, sujetando mi cabeza.

         —Quédate aquí y no hagas ningún ruido —murmura muy bajo—. Escóndete. Si no vuelvo, no salgas hasta que no estés segura que no haya absolutamente nadie afuera, ¿entiendes?

         Temo ante la posibilidad de que no vuelva, pero me tengo que armar de valor y asentir. Entonces me suelta y sale de la camioneta. Yo me echo para atrás todo lo que puedo y agudizo el oído.

         —Te lo dije Manme —escucho la voz del hombre—, la rata se escondió en su madriguera.

         —No me digas que ustedes son los nuevos perros de Marshall —dice Glenn con tono burlón—. Me ofende un poco, creí que enviaría a alguien más competente.

         —Marshall no quiere desperdiciar fuerzas en cazar a un simple lameculos —la voz del hombre resulta resentida.

         —¿Lameculos? —pregunta Glenn, divertido.

         —¿Vas a volverte un mojigato ahora, Glenn? —habla ahora la mujer—. Sabes bien que lo eras.

         —Disculpa —ríe él—, pero no soy yo el que está haciendo los trabajos sucios del jefe, moviéndole la cola para conseguir la vacante que obviamente no merece, ¿o sí, Bill?

         El otro tipo suelta una risa irónica.

         —Vete a la mierda Hunter.

         Glenn se ríe, socarrón.

         —Pete, acaba con este imbécil de una vez.

         Estoy entre las penumbras, escuchando la pelea que se da lugar afuera, mientras trato de observar algo por la ranura de la puerta semiabierta. Apenas puedo distinguir figuras moverse con violencia desde afuera. El hombre que ataca a Glenn es enorme, pero él logra quitárselo de encima. Alcanzo a ver cómo los otros dos lo atacan también. Quisiera ayudarlo, pero sé que no podría hacer nada. Me siento impotente.

         De pronto escucho unas pisadas acercarse y me echo para atrás. El hombre gigantesco levanta el auto. Me quedo flipando, sin entender cómo lo logra. Me aferro a una esquina y escucho un golpe. De inmediato la camioneta cae al suelo y las cajas me caen encima. Hago un enorme esfuerzo para no quejarme de dolor.

HOSPEDANTES ©Where stories live. Discover now