XXIX - La verdadera fuerza despierta

20 5 29
                                    

~Sexto día~

Con varios heridos e Iris inconsciente, el camino hacia la sierra de La Redención se hizo más lento; de por si han tenido que rodear el territorio para no ser detectados y llegaron a una de las delimitaciones de ese lugar, reconocible por tener una increíble extensión llena de montañas con acceso reducido y peligroso. Por fortuna no atravesarán todo, pero sin un camino formal, solo podían seguir al Río Negro para mantenerse orientados, pues atraviesa dicha sierra, conectando las zonas norte y sur de Lápide, los territorios de Rubí y Zafiro están varios «cu» hacia el este de esos extremos respectivamente.

Lea se separó del grupo por órdenes de Sappheiros poco antes de comenzar el ocaso, en su ausencia, se disponen a acampar parcialmente en un espacio estrecho al lado del río. Las nubes anuncian una posible tormenta, así que debían estar preparados para escalar una montaña si el río se desborda, lo que no sería nada sencillo, ya que con el agua, las rocas se ponían muy resbalosas y algunos montes podían desprenderse y causar deslaves.

Por la noche la lluvia comienza, los relámpagos y truenos no se hacen esperar, logrando despertar a la joven secuestrada. Aun aturdida mira a su alrededor, uno de los estruendos la pone en alerta, nota que Lea no está, en su lugar, sentado en el suelo y recargado en una pared con los ojos cerrados, está el propio Sappheiros, lo que desata los recuerdos de la batalla con los lobos grises y del pasado que comparten, una desesperante presión en su cabeza provoca un quejido.

-Pensé que hibernarías como los osos, dormiste casi dos días, que cómoda debes sentirte al hacernos cargarte todo el camino -dice mofándose, el ojiazul de la cicatriz.

No es como que haya venido por gusto para empezar -apenas contiene las palabras en su mente, esto la tomó por sorpresa, no está en términos amistosos con él como para bromear ¿por qué estuvo a punto de responder así? o ¿es que ahora lo odia y quería provocarlo? tampoco la mejor idea en esos momentos, otros sentimientos la invaden y esta vez todos provienen de ella.

-¿Ya no hablarás? -pregunta al abrir su ojo único-, por fin me temes ¿cierto? ja, ja ,ja, ya me estaba cansando de tu fachada de niña tolerante, la cuestión es ¿qué harás al respecto? ¿usarás tu poder como en ese momento? o ¿te quedarás en una esquina a llorar de miedo? -inquiere aun burlándose.

-¿P-por qué...? -acertó a preguntar con el caos actual en su cabeza.

-Tendrás que ser más precisa.

-¿Por qué pretendes ser alguien que no eres? -inquiere como si no hubiera otra pregunta, su rostro más serio y su mirada se centra en su interlocutor.

-Todavía dices estupideces como esa, ni me conoces, no estás ni cerca de entenderme, cuida tus palabras -advierte.

-No quieres que nadie sepa tus verdaderas intenciones.

-Te golpeaste la cabeza.

-No puedo ver esa faceta de crueldad que quiere poner, no ha sido verdaderamente malo en ningún momento, el camino que hemos llevado es ciertamente peligroso y más para mi que no estoy familiarizada, pero cuando estuve mal, me atendieron y retomamos el camino hasta que me recuperé, me han protegido y ahora me han cargado hasta aquí, aun con sus heridos... Si fuera una prisionera que no les importara en lo absoluto, qué más da que tenga fiebre o me pase algo, no se arriesgarían tanto aunque fuera una misión.

Sappheiros suelta una carcajada -de verdad te diste duro, no dejaremos que mueras hasta llegar a Zafiro, tú eres la razón de este viaje.

-Pero tantas consideraciones y molestias... no imagino esto como normal, no tengo experiencia suficiente, pero cuando llegué a este mundo, estuve a punto de ser llevada por bandidos y no sentí lo mismo, incluso ahora, más que vigilarme parece preocupado por mi bienestar.

AngelineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora