L - Austri parte I

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Cuando se acercaron a la casa Austri la noche ya llevaba algunas horas de recorrido

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Cuando se acercaron a la casa Austri la noche ya llevaba algunas horas de recorrido. Según lo que Zircon le dijo a Iris, faltaban cinco horas para el amanecer.

De pronto Iris escucha un ruido tras de sí, voltea y observa sorprendida a Sappheiros deteniendo una patada aérea, que por la dirección, iba hacia ella. Angel logra apartarla de ahí solo unos segundos después, dejándola a cargo de Rufo.

—Estoy empezando a cansarme de estos golpes bajos ¿donde quedó la honorabilidad en los guardianes de este reino? —expresa con indignación y furia Sappheiros, al tiempo que empuja al atacante en el aire.

El atacante no es otro que el hermano de Padmaraga, el cual demuestra frialdad y un cálculo preciso en sus movimientos, por lo que aun el empujón de Sappheiros no lo saca de balance y aterriza con suavidad. Su postura inusual es firme y mantiene los brazos en su espalda.

—¡Teal, no pensé que tú caerías tan bajo como para atacar por la espalda! —grita Iolita.

—Tú me conoces, mis cálculos siempre van más allá —responde con rudeza.

—Es cierto, no haces movimientos en falso, pero esto no me parece nada apropiado para un guerrero como tú.

—Nos presentamos antes, así que decidí ahorrarme eso y no es que quiera dedicar todo mi tiempo a esto y ¿ustedes pueden darse ese lujo? —pregunta con un tono sarcástico—. Ya lo había previsto, este sujeto tiene un nivel muy diferente al de los demás, sus instintos son impresionantes, de otro modo no hubiera podido detenerme —piensa—. Tienes un buen ojo al elegir a alguien así Ángel, pero no recuerdo haber conocido a un guerrero de su calibre en tierras bajas.

—No sabía que los guardianes podían dejar sus puestos y bajar a tierras humanas —dice en tono acusatorio, Angel.

—Yo no era un guardián cuando viví ahí, además conozco con precisión a los guerreros de nuestro clan, aun los que viven en tierra de humanos. ¡Deberías prestar atención!

Teal hace un movimiento muy veloz con los pies y aunque Sappheiros lo nota, no logra detenerlo, Angel recibe la patada con sus brazos cruzados al frente, el impulso lo manda lejos, estrellándose con el muro de la casa.

—¡Angel! —grita Iris muy asustada.

Rufo detiene a Iris quien se proponía a correr hacia su amigo.

—El muro no se rompió... —dice en voz muy baja Rufo.

—¿Eso es lo que le preocupa? —contesta algo desconcertada.

—Si él hubiera querido, Angel podría haber sufrido grandes heridas y con ello haber destruido parte de su casa.

—Sin duda tiene una precisión quirúrgica, aun con la pobre luz alrededor —completa Zircon, quien estaba a su lado— Si sus manos son tan precisas como sus pies, en la medicina sería de mucha ayuda.

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