XII - Cambio de planes

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Ángel comienza a buscar a Iris, pero la casa es tan grande que ella no supo a donde ir y se quedó sentada en el pasillo cercano sosteniendo sus rodillas y ocultando su rostro lloroso en ellas, por lo que la encuentra de inmediato y sin darse cuent...

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Ángel comienza a buscar a Iris, pero la casa es tan grande que ella no supo a donde ir y se quedó sentada en el pasillo cercano sosteniendo sus rodillas y ocultando su rostro lloroso en ellas, por lo que la encuentra de inmediato y sin darse cuenta suspira aliviado, al momento escucha los sollozos de la joven y se pone a pensar en qué puede hacer para animarla.

Sin decir nada, la toma de una mano jalando un poco, provocando que ella levante la cara lentamente, pero no lo mira, su rostro está completamente húmedo por las lágrimas, así que él se hinca frente a ella, inmediatamente busca un pañuelo que siempre lleva consigo, pues es un obsequio de su madre y le limpia la cara con suavidad, luego se sienta a su lado con las rodillas recogidas, colocando sus codos en ellas y sus manos alrededor de la cabeza.

-Lo lamento, te hice venir todo el camino hasta aquí para nada... -expresa con frustración y culpa.

-...-ella continúa sollozando, pero intenta responder- no tienes... las culpa de esto Ángel, nadie la tiene... si no puedo regresar... -su voz se corta y se cubre el rostro, pues el llanto le gana nuevamente.

-Uh...

El chico se siente enfurecido consigo, busca desesperado una alternativa para la situación, pero no hay nada que pueda hacer por el momento, excepto permanecer a su lado e intentar animarla; las sorpresas le han funcionado, se le ocurre una idea que quizá ayude, así que de un impulso la jala del brazo, para ayudarla a ponerse de pie, después la toma de la mano y comienza a caminar un poco apresurado con Iris prácticamente a rastras.

-Eh... ¿Ángel? -alcanza a decir entre sollozos, restregando sus ojos.

Pero él no responde, simplemente continúa llevándola de la mano. Pronto salen del palacio y se alejan una amplia distancia por un bosque de bambú, la leve brisa que jugaba entre ellos provocaba un sonido relajante, así que ella deja de llorar; pero nota extraño a su amigo, aún la lleva de la mano en silencio y no disminuye la velocidad hasta que llegan a un campo inmenso.

Él se detiene de golpe y la suelta provocando que no pueda medir su distancia y choque con la espalda del joven, su nariz se ve afectada así que la soba y un leve enojo surge en ella.

-¡Ay, Ángel! ¿porque te detienes así? -dice mientras acecha por un lado de su cuerpo.

Sin embargo antes de poder reprochar más, algo llama su atención, el intenso color de un campo de violetas que se extendía varios metros frente a ellos, era lo más hermoso que había visto en mucho tiempo, sus ojos se iluminan y sonríe involuntariamente mientras se acerca a las flores. Aunque la mayoría tenían el color que les da su nombre, habían de otros como blanco y amarillo, que dejaban una vista muy agradable, el aroma que despedían era dulce y la motivan a sentarse a contemplar su danzar con el viento.

-Este es el lugar donde mi madre me traía de niño, vengo en ocasiones cuando necesito paz, siempre ha tenido un efecto relajante en mi, pensé que quizá te gustaría... -dice con un poco de pena.

AngelineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora