XLIX Sudri Parte I

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De camino a la casa Sudri, el grupo se nota algo tenso

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De camino a la casa Sudri, el grupo se nota algo tenso. Sappheiros no duda en hablar.

—Iolita, él te separó de nosotros al salir, ¿qué te dijo? —preguntó con inquietud.

—Algo que no tiene sentido —responde como si aun procesara lo sucedido—, dijo que había saldado su deuda, pero no recuerdo que me debiera nada, menos algo como para ponerse en riesgo de ser llamado traidor.

—Entonces, como pensé... Esa estúpida prueba... ¡Nos dejó pasar!

—Tanto como dejarnos pasar, lo dudo. Es cierto que la prueba era sencilla, pero ellos tienen libertad de poner la que consideren apta para quien pase por sus casas y es verdad que él evita todo conflicto en la medida de sus posibilidades, pero no es tan descuidado como aparenta y no puede dejar pasar a nadie a la ligera, sin mencionar que tiene mejor ojo que cualquiera, por eso es uno de ellos.

Iolita revela que ella pasó por las pruebas para ser un guardián real, lo que deja a más de uno con la boca abierta. Se suponía que no debía hablar de ello pero ya estaban en una situación comprometida, así que continúa su historia: en la infancia siempre admiró a su padre que fue un guardián y ella quería ser como él; persiguiendo su sueño tuvo grandes barreras, pues las féminas no eran tan aceptadas en puestos altos pero las pruebas resultaron fáciles para ella, así que la dejaron llegar hasta donde pudiera, sorprendentemente llegó hasta la última. Todas las pruebas son secretas y suelen cambiarlas para que no existan trampas, asi solo los aspirantes pueden saber de qué se trata pero la ultima es la unica que puede cambiar el metodo pero no su objetivo, antes escuchó que la promesa era de palabra y sí habia una pena de muerte por revelarse o traicionar a su señor pero no habia un ritual para asegurarlo como ahora; desde luego obra de Lazurd. Su padre fue la primera generación en pasar por ese ritual y a los guardianes no se les cambia salvo que mueran o no puedan continuar con su labor, en el caso de su padre, durante una misión perdió su ala derecha lo que hizo pensar que no podria seguir con su trabajo correctamente, asi lo asignaron a un trabajo menor, pero como era un excelente estratega podia ser la cabeza de cualquier ejercito y asi aun está en un alto mando.

—En fin, estuve a punto de conseguir un puesto como mi padre, quería que se enorgulleciera de mi, pero al enterarme de la promesa máxima de entregar la vida al gobernante sin oportunidad de desafiarlo o desobedecerlo, no iba con mi creencia. Las gemas en la frente son la marca de esclavitud, si desobedeces, atacas o traicionas a tu señor, serás torturado con un dolor desgarrador hasta la muerte, esas casas son una carcel y cada gema es juez y verdugo. Afortunadamente se tiene cierta libertad de elegir antes de ser un guardián real, como es una responsabilidad, se necesita devoción y una mente honesta, se supone que debe ser un honor por lo que rechazar es posible pero se considera una burla. Como ese fue mi caso, Lazurd enfureció pero fue inteligente, sabia donde doleria, no me desterró, solo se burló de mí enfrente de todos incluyendo a mi padre, hizo que todos pensaran que era una deshonra para mi familia, me sacaron de la tierra de los Angelus, tampoco podría tener oportunidad de conseguir un puesto más que el que tengo ahora y desde entonces no se nada de mi familia; por eso no me duele venir aquí.

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