LII - Un momento

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La última parada estaba en la mira pero apresurarse no era lo mejor, Zircón propuso un descanso al poco tiempo de salir de la última casa, ya que con la prueba de Aciano, sus cuerpos pasaron por ciertos traumas que si bien fueron curados de una fo...

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La última parada estaba en la mira pero apresurarse no era lo mejor, Zircón propuso un descanso al poco tiempo de salir de la última casa, ya que con la prueba de Aciano, sus cuerpos pasaron por ciertos traumas que si bien fueron curados de una forma extraña, sus mentes necesitaban más tiempo para asimilarlo y no recibirán la misma hospitalidad que con los anteriores guardianes, era obvio a la vista, mentalmente estaban agotados y enfrentar así al guardián más poderoso podría ser contraproducente, necesitaban prepararse para cualquier cosa peor de lo que ya habían pasado en las anteriores casas.

—No hay mucho tiempo pero tenemos que hacer esto si queremos pasar la prueba de Kashmir y todavía tenemos que llegar a Lazurd.

—Razonable, no tendremos otra oportunidad —confirma Rufo.

—Parece seguro el camino, no tendremos que montar guardias, usemos una hora para recuperar energías —comenta Iolita después de inspeccionar los alrededores.

—Sería bueno que Azurita descanse, usemos nuestras capuchas para evitar que se vean nuestros rostros sólo por si acaso —aconseja Larimar.

Azurita asiente y cuando todos se colocan los ropajes ella retira su técnica y en ese momento se recuesta en el suelo quedándose dormida de inmediato.

Zircón revisa a todos una vez más para descartar heridas y con la ayuda de su hermano revisan sus mentes también, Larimar nota que Sappheiros tiene su atención en los más jóvenes del grupo y como puede leer su mente, le da un pequeño empujón alentándolo, él hace una mueca negándose pero ante la insistencia de la mirada de su amigo, se resigna y después de un suspiro se acerca y aclara su garganta logrando que ambos voltearan hacia él.

—Esta vez fueron eventos bastante, eh... fuertes, en especial para los menos experimentados, si necesitan algo deben decirlo ahora que los demás podemos ayudar.

Ante las palabras de Sappheiros, el resto asiente con sonrisas en sus rostros para brindarles confianza. Ángel se muestra algo incómodo ya que no esperaba que su hermano tuviera eso en mente, pensaba que solo estaría inundado de pensamientos de venganza y se queda sin palabras. Iris por su lado le agradece la preocupación y le pide algunos consejos como si fuera algo de todos los días para ella, no solo eso, sino que Sappheiros responde con la naturalidad que un mentor tendría, los demás se unen a la conversación que al poco tiempo se vuelve una sesión de entrenamiento, como práctica, Iris usó su poder para que predominaran los sentimientos que podrían ayudar en ese momento y todos permitieron que los afecte, el ambiente se vuelve tan ameno que sus mentes se relajan.

—Zircón y Larimar también deben descansar, seguramente necesitaremos de ustedes más que nunca —dice Sappheiros.

Ambos asienten era algo fría la noche por lo que además de los abrigos especiales otorgados por el clan Rubí, se acuestan cerca de Azurita, pues ayudaba a mantener el calor, los demas hacen lo mismo, excepto Sappheiros, quien se sienta no muy lejos del grupo, deja la pierna izquierda colgando del acantilado y la otra recogida con la rodilla hacia arriba y recargando su brazo del mismo lado, posa su mirada al centro del aro que forman las islas flotantes y sus caminos, aunque aparentemente no hay nada, él sabe muy bien que ahí está oculto el castillo de Lazurd. Al mismo tiempo alguien se había quedado despierto, se levanta y se acerca para sentarse a su lado, Sappheiros se percata pero se mantiene en la misma posición sin decir nada.

—Deberías descansar también her... uh...

La frase se escucha con inseguridad.

—No te fuerces en llamarme hermano si no es lo que sientes —interrumpe Sappheiros—, descuida, se que no puedo esperar tu aceptación después de todos estos años.

—Vuelves a hablar así... escucha solo estoy un... poco avergonzado... —dice con un tono muy bajo, casi murmurando.

Sappheiros voltea sorprendido hacia Ángel, su único ojo le permite ver claramente a pesar de la oscuridad y nota que su hermano está con la cabeza baja, encogido de hombros, sus brazos firmes y manos cerradas en puños sobre sus rodillas, su postura delataba que de verdad tenía pena, el hermano mayor no esperaba escuchar eso y de nuevo siente una gran calidez proveniente de su interior obligándolo a bajar la mirada en confusión y llevar su palma al pecho del lado donde late su corazón de una forma singular. ¿Es así como se siente... ser... feliz? —piensa sin poder evitar la curvatura hacia arriba de su boca que nuevamente nadie puede ver, así como las lágrimas, pues el joven está demasiado ocupado con sus nervios para notar algo más.

—Gracias —dice con suavidad.

—¿Qué? um... no te escuché...

—Solo me preguntaba, qué pasa por tu mente ahora que regresas a lo que consideraste tu hogar en la niñez.

—Honestamente pienso en mamá, ella está ahí sola, hasta ahora yo no había podido venir, estoy tan cerca, pero aun así no se si podré volver a verla. Al mismo tiempo estoy tan lleno de coraje por lo que ese tipo nos hizo. No puedo tranquilizarme, ¿podré de verdad hacer algo si enfrento a mi padre?

—Sabes, no somos muy diferentes.

—¿Si? yo te veo muy sereno.

—Te llevo varios años, he pasado por cosas que ni te imaginas, así que por fuera puedo mantener una expresión sin alterar, pero cuando tenía tu edad me comportaba asi o quizá peor, puedes preguntarle a Zircón que siempre tuvo que ver por mi, todos ellos me han cuidado y ni siquiera se si lo merezco, pero sí sé una cosa, tu madre es para mi una madre también, así que entiendo como te sientes, porque me siento igual y haría todo por cualquiera de estas personas a las que veo como familia. Ahora tengo un motivo mucho más fuerte que el de la venganza y algo aprendí en este viaje, es mucho más fuerte porque ya no tengo dudas de lo que debo hacer, ya no siento que voy a flaquear sin importar lo que pase y... ahora estamos juntos —dice mientras coloca la mano en la espalda de su hermano menor.

Angel siente un fuerte latido y las lágrimas comienzan a salir sin poder detenerlas, contiene sus sollozos por vergüenza de que su hermano se burle, y se limpia los ojos lo más discretamente posible sin decir nada.

—Por ahora debes descansar un poco, necesitas recuperar fuerzas para lo que viene, porque esto solo se pondrá más difícil a cada momento que pase.

—Y... ¿qué hay de ti?

—No puedo acercarme porque el frío que emite mi cuerpo será contraproducente para los demás y si duermo tengo pesadillas, pero si puedo meditar un poco, descuida, estaré bien.

El mayor retira la mano y el muchacho renuente a separarse, decide ir con el grupo a descansar, pero un pensamiento lo invadió hasta que se quedó dormido.

Mentiroso, tu mano es cálida.

Sappheiros por su parte mira la mano con la que tocó a su hermano pequeño una vez más, el calor que Ángel emitió se había transferido más allá de solo el cuerpo, una sensación que hace mucho no tenía, cierra el puño con decisión y vuelve a mirar en dirección al centro del castillo.

Sappheiros por su parte mira la mano con la que tocó a su hermano pequeño una vez más, el calor que Ángel emitió se había transferido más allá de solo el cuerpo, una sensación que hace mucho no tenía, cierra el puño con decisión y vuelve a mirar e...

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