| Capítulo 05 |

214K 15.1K 2.9K
                                    

* * *

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

* * *

La próxima semana tenía que asistir a dos degustaciones de vinos y quesos artesanales. Personalmente amaba ir a dichos eventos, siempre y cuando los Marione no confirmaran su asistencia. De lo contrario, era mejor mantenerse detrás de una raya imaginaria que ella misma había pintado. Pudo sonreír con satisfacción cuando Isidora le confirmó que Flaubert Marione no iría a las galas. ¡Menos mal! ¡Podría disfrutar de un buen vino!

Vinos Pemberton también tenía un día especial en el que todos los empresarios estaban cordialmente invitados a catar sus productos. El evento consistía en ofrecer una cena lujosa, muestras prácticamente gratis —la entrada se cobraba— y disfrutar de una velada agradable llena de música. Otro pretexto para atrapar clientes.

—Muy bien, entonces confirma nuestra asistencia.

La joven asintió.

—El señor Donnelle me pidió que le dijera que necesita hablar con usted. No estaba muy contento cuando llegó esta mañana.

Miranda torció la boca.

—¿Te dijo que quería? —Isidora sacudió la cabeza, ocasionando que sus caireles pelirrojos se movieran—. Muy bien, entonces dile que ya llegué.

La muchacha salió y cerró tras de sí. Presionó el botón para encender su computador, pretendía escribir la contraseña cuando la puerta se abrió de pronto.

Levantó los ojos para observarlo, ¿es que no sabía tocar o qué diablos? Isidora le sonrió a modo de disculpa, totalmente mortificada. ¡Pobre chica! Había salido de una preparatoria como técnica en asistencia ejecutiva, dudaba mucho que le hubieran enseñado a lidiar con sujetos tan prepotentes como el que la miraba con las cejas entornadas y la respiración hecha un caos.

Para ser sinceros, se veía bastante bien enojado, un aura de furia y determinación lo envolvía. Sabía que estaba mal picar al alacrán cuando amenazaba con el aguijón, pero no le importó.

—Buenos días, señor Donnelle, al parecer no amaneció de buen humor —se regodeó después de dar enter.

El hombre parecía estar lanzando humo por las orejas, no musitaba palabra alguna, se mantenía impávido en el mismo sitio. Se preguntó si era algo relacionado con Grape Blue, pero lo dudaba; tal vez era algo personal, sin embargo, no iba a preguntárselo.

Se puso sobre sus pies y fue a abrir la persiana, dejando que el sol matutino iluminara con sus rayos la estancia. Después, se detuvo a unos cuantos pasos de él, quien, aunque más relajado, la seguía contemplando impasible.

—¿Qué? ¿Se va a quedar mudo y enfurruñado o me va a decir lo que sucede? —Las comisuras de Jayden temblaron, la castaña sonrió de lado—. Ande, una sonrisa no mata a nadie.

Sabía que se estaba conteniendo, pero terminó relajando los hombros y esbozando una sonrisa sincera. ¿Había pensado que se veía sexy enojado? Pues se veía irresistiblemente comestible todo relajado.

Sedúceme despacio © ✔️Where stories live. Discover now