| Capítulo 19 |

124K 10.8K 1.3K
                                    

* * *

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

* * *


Pisó el suelo regiomontano y su celular timbró. Isidora le dio una mirada de soslayo, Mickey iba perdido en un juego de su tableta electrónica y Jayden la llevaba disimuladamente rodeada por la cintura. Dalilah estaba siendo perseguida por Diego, era cómico de ver, pues el cambio de papeles era notorio.

Se quedaron en la hacienda después de aquel encuentro con Flaubert no más de tres días y decidieron partir, no si antes dejar todo preparado para que las fiestas de la Vendimia concluyeran en unas cuantas semanas.

Cogió el teléfono móvil, el identificador lanzó el número de Germán. No dudó en contestar pues seguro era algo relacionado con la pisca.

—¿Sí? —soltó al contestar.

—¡Miranda! —El hombre sonaba agitado, cosa que la alertó. Se detuvo haciendo que los demás la miraran con extrañeza. Dalilah se plantó frente a ella, quizá porque vio la cara de preocupación de su hermana—. Ha sucedido algo terrible, estoy camino a la hacienda, esta mañana recibí una llamada de Tristán. Al parecer incendiaron parte de los viñedos.

Su mandíbula cayó al suelo, pero ¿qué? Si hacía unas cuantas horas había estado recorriéndolos, ¿cómo era posible?

—¿Qué? ¿Cómo? —Negó sacudiendo la cabeza, como si su viejo amigo pudiera verla.

—Es obvio que alguien lo hizo a propósito, ¿cómo entraron sin ser vistos por seguridad? Ni idea, pero encontraron cubetas vacías con olor a gasolina. Afortunadamente los campesinos se dieron cuenta a tiempo y se encargaron de apagar el incendio, no hubo heridos. No perdimos casi nada de la pisca, ya no había frutos en esa parte de los viñedos, lo que nos va a costar un montón será reponer todo lo que se dañó.

Lo escuchaba y no podía creerlo, rechinó los dientes con rabia pues sabía perfectamente quién era el culpable. No era casualidad que hubiera entrado a Cielos Tintos, todo era parte de la burla. Se dijo que tenía que calmarse y no ponerse a despotricar como leona furiosa, mucho menos delante de su hijo, no quería que él sufriera preocupaciones que no necesitaba.

—Manténme informada. —Y sin más, colgó, ya después podría disculparse con Germán, ahora no tenía tiempo para nada.

Miró a su hermana, quien pudo ver que estaba furiosa, casi rayando la histeria. Le explicó con enunciados cortos lo que había pasado y le pidió que cuidara un segundo a Mickey mientras se alejaba para tomar aire. Dalilah asintió, comprendiéndola, distrajo a su sobrino ofreciéndole dulces.

Se giró sobre sus talones y emprendió una caminata dando pasos largos, se sentó en una banca del aeropuerto, retorció las manos en su regazo, clavándose las uñas en la carne de su palma. Un cuerpo se sentó a su lado, supo quién era sin necesidad de averiguarlo, se sintió un poco mejor, tenerlo ahí era bueno.

Sedúceme despacio © ✔️Where stories live. Discover now