| Capítulo 17 |

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El sol matutino entró por la ventana de la habitación.

Abrió un ojo solo para encontrarla sonriendo de oreja a oreja, se veía hermosa con el cabello todo revuelto y la ropa hecha un caos, sus diminutos pantaloncillos se perdían a causa de la enorme blusa que estaba usando. Estaba sentada encima de él y curioseaba con sus dedos acariciando la tela de su camiseta.

Miró hacia su izquierda para comprobar que Mickey no estuviera, aunque era algo obvio. Ella se dio cuenta y rio, pero no dijo nada.

—Me agrada despertar contigo —susurró ella.

—A mí también me gusta muchísimo despertar contigo —respondió él.

El corazón de Jay se derritió, esa mujer lo ponía tan mal, lo hacía desear cosas que nunca antes había ansiado. Quería a Miranda y a su hijo en su vida, se cagaba de miedo, pero no lo suficiente como para alejarse. Ellos derrumbaron sus murallas para echar raíces en su pecho.

No se había detenido a pensar en nada, dejó que la marea lo llevara y ahora estaba enamorado de Miranda Pemberton, quien lo odiaría en cuanto se enterara de que Marione era su padre, lo odiaría cuando se enterara de que le estaba escondiendo su verdadera identidad.



El gran día había llegado.

Llegó el día en el que empezaba la vendimia, sabía que ya todo estaba preparado, todos los jornaleros y demás trabajadores estaban entusiasmados de que la temporada empezara, no había festividad que desearan más pues el ciclo terminaba y daban las gracias por los meses de arduo trabajo si las cosechas se lograban.

Las fiestas de la Vendimia duraban alrededor de diecisiete días, empezaba al mismo tiempo que la pisca, donde los campesinos arrancaban la fruta de los arbolillos para iniciar el verdadero camino: el vino.

El pueblo prestaba la plaza principal para hacer la inauguración, que consistía en un evento estilo feria donde todos —habitantes y visitantes— estaban invitados. Por lo regular los bailarines de danza folclórica bailaban en sus enormes vestidos coloridos de tela y bordados hechos a mano. Después todos debían seguir una agenda diseñada por el gobierno y los vinicultores de la zona que básicamente consistía en caminar bajo el cielo y el crepúsculo en los viñedos, probar las maravillosas almas vinícolas de todas las bodegas, catas, conciertos y verbenas.

Los eventos organizados en los diferentes viñedos variaban. A Vinos Pemberton le habían asignado el tercer día, el espectáculo empezaría con un concierto musical debajo de un enorme toldo que pondrían cerca de los viñedos. Los asistentes podrían cenar comida típica mexicana mientras escuchaban a los mariachis resonar, un grupo de danza haría una aparición y, por último, los invitados tendrían las puertas abiertas del viñedo para caminar entre las plantaciones y respirar el aire fresco.

Sedúceme despacio © ✔️Where stories live. Discover now