| Capítulo 14 |

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El lunes a las doce Dalilah entró a la oficina de su hermana mayor sin dar oportunidad de que Isidora la anunciara. Se aproximó y se dejó caer en una silla para después contemplar a Miranda con una media sonrisa que hizo que esta aplanara los labios. ¡Dios! ¡A esa mujer había que temerle! Muchísimo más cuando llevaba esa actitud de «todo lo sé, así que no intentes mentirme».

—¿Dónde estuviste el fin de semana? Fui a visitarte y no estabas, Estela dijo que habías salido con un hombre.

Se atragantó con su saliva, iba a tener una larga plática con su nana sobre no darle material jugoso a Lila.

—Creo que Estela malentendió la situación —dijo, evitando el contacto visual, con la vista fija en el ordenador.

—¿En serio? Porque me dio muchos detalles, como por ejemplo que se fueron en un auto hermoso de color rojo y el tipo era atractivo. —Su tono lleno de diversión comenzó a darle comezón. No quería tener esa plática, no quería que la gente se enterara de su pequeña aventura—. Así que... ¿te estás tirando al buenorro de Donnelle?

Abrió los ojos, tanto que su hermana lanzó una carcajada estruendosa que la hizo reaccionar y refunfuñar.

—No me lo digas, ya respondiste con tu cara. Te compadezco, no sé quién podría resistirse a ese tipo. Cuando te mira me dan ganas de abanicarme.

—Deberías estar trabajando, Lila —dijo con los dientes apretados.

Su hermana suspiró con resignación, pero no se movió.

—En realidad venía para otra cosa. —Su voz era extraña ahora, Miranda dejó lo que estaba haciendo y se concentró en ella—. Germán tiene que regresar a Baja California, me invitó a que me fuera unos días con él.

Abrió la boca con asombro.

—¿Y tú quieres irte? —preguntó, atónita.

—Creo que unas vacaciones me vendrían bien, pero voy a pensarlo, solo quería que lo supieras.

Quería decirle que no se dejara llevar por la decepción que Diego le estaba causando porque ese no era un buen motivo para fijarse en otra persona, eso solo acarrearía malentendidos y corazones rotos. Sin embargo, se quedó callada porque si ella estaba considerando poner tierra de por medio significaba que de verdad le dolía, ante eso no podía hacer nada.



Más tarde, entró a la oficina de Recursos Humanos y se encontró al chico flacucho detrás de unos anteojos gruesos. Diego se puso de pie tan pronto vio a la presidenta en el sitio y asintió como saludo.

—Solo vengo a preguntar si los empleados ya están al tanto del evento de caridad de este año —dijo, tomando asiento en una silla y contemplándolo con interés.

Sedúceme despacio © ✔️Where stories live. Discover now