Capítulo 2: Inseguridades

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Let me love you - Justin Bieber

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Haven

—Bienvenida de nuevo, querida Haven —Un escalofrío recorre mi cuerpo al sentir sus delgados dedos encajarse en mis mejillas, ladeo mi cabeza hacia un lado apartándome, como puedo, de su toque — Debo decirte que el dinero que te di te sentó de maravilla, estas mucho más repuesta y hermosa que antes.

—Yo no necesite tu maldito dinero, así que ahórrate tus estupideces —Le digo despectivamente, aunque sé perfectamente que su dinero fue muy útil en aquel tiempo no le daré el gusto de saberlo.

—¿No? —Niego con mi cabeza dándole una mirada que podría desaparecerla, lamentablemente no lo hace — ¿Y cómo sobreviviste? No tenías a nadie, eras tú sola contra el mundo —Un atisbo de burla se nota en su voz logrando que mi sangre burbujee de rabia.

—Eso no es algo que te interesa —Su risa un tanto cínica retumba en la pequeña habitación creando un momento realmente tenebroso, sin previo aviso su mano fría y delgada se estampa contra mi rostro, la piel de mi mejilla escoce y mi vista se nubla ante el repentino dolor.

—Que no se te olvide que quien manda acá soy yo, siempre ha sido así, el que seas mayor no cambia nada —Asiento de mala gana mientras la observo acercarse hacia las cadenas y una por una las va soltando, su olor a cigarrillo me provoca nauseas pero logro calmarme — Que bueno que sabes lo que te conviene, no eres tonta.

Me toma del brazo con fuerza y me pone de pie, camino a su lado a regañadientes hasta que la luz nos envuelve y salimos de la oscura habitación, me paralizo apenas visualizo el lugar en el cual me encuentro, siento que el tiempo retrocede años atrás y vuelvo a ser la niña de doce años temerosa y asustada, su mano se cierra con fuerza alrededor de mi brazo lastimándome y logrando que la mire.

—Recuerdas el lugar ¿Cierto? —Aparto mi vista y observo el lugar a mi alrededor, las paredes grises llenas de moho y hongo, las sabanas esparcidas por el suelo y luego aquel pasillo largo y oscuro, mi pasado y mi peor pesadilla materializadas frente a mí — Las demás están al final del pasillo arreglándose, tienen una noche larga, por los momentos tu no harás nada en ese aspecto, te tengo una encomienda muy especial —La observo y puedo ver la malicia en su mirada grisácea, me guiña un ojo y se da media vuelta pavoneándose, me abrazo tratando de encontrar un poco de calor, me dirijo hacia la esquina más alejada esquivando sabanas y prendas que descansan en el suelo, me siento en el suelo con mi corazón galopando y la sangre huyendo de mi cuerpo, los escalofríos llegan junto a una incesante sensación de opresión en mi pecho.

Tanto tiempo que luche por borrar todo lo sucedido aquí, por apartar de mi mente esos rostros que me atormentaban, tanto tiempo y tanto esfuerzo en vano; quizá después de todo ella si tenía razón cuando me dijo que volvería a este lugar tarde o temprano.

Cierro mis ojos con la esperanza de poder perderme en mis recuerdos, de ser invisible por un momento y no ser consciente del lugar donde estoy. Mi mente vuela como una hoja llevada por la brisa a un mes atrás a un momento en el que nada me preocupaba y me sentía en paz, un día en el cual lo único que quería era perderme en sus brazos, sentir su calor colmar cada rincón de mi cuerpo, sus labios llenarme de dulces caricias, reír ante sus bromas, amarlo y sentirme amada.

En busca de mi Felicidad ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora