Epílogo

90 6 17
                                    


A thousend years - Kevin & Karla

Haven

Aliso mi cabello sin dejar de admirar lo que refleja el espejo, mis ojos están más brillantes que nunca en ellos se puede ver la alegría que irradia mi alma. Estoy recompuesta, mis curvas son más notables y mis mejillas han adquirido un sonrojo natural. Soy la misma Haven de siempre pero con un alma renovada, mi cabello que antes caía como una cascada hasta mi espalda baja ahora llega a mis hombros con algunos reflejos dorados.

Unas manos delicadas toman mis hombros, observo a través del espejo a Daniela Acosta, mi psicóloga. Hoy es mi última sesión con ella, pero a pesar de eso he creado una hermosa amistad con ella, más que mi psicóloga es una amiga que la vida me ha regalado. Le sonrío satisfecha y volteo para abrazarla con fuerza.

―Estoy muy orgullosa de ti, Haven. Cuando llegaste aquí note de inmediato que estabas rota pero tenías una entereza y una determinación en tu mirada que jamás dude que lo lograrías ―Mis ojos se cristalizan por sus palabras. Me quedo admirando sus facciones, su cabello negro es tan corto como el mío pero sus ojos son castaños, son tan intensos que hablan por sí solos. Sus labios ―siempre pintados de un color rojo― son llenos, su cuerpo es esbelto y siempre va ataviado de manera formal.

―Gracias por siempre confiar en mí, por ver mi potencial y ayudarme a salir adelante. Eres muy especial para mí, Danny ―La abrazo una última vez antes de que el pequeño reloj en su escritorio suene diciendo que nuestro tiempo ha terminado.

―Nos vemos mañana.

―Si no vas a la boda te quitaré el habla por al menos un año ―reímos a carcajadas y termino de salir, me despido de Paola, la recepcionista, sin borrar la sonrisa de mi rostro.

Hace unos meses Ben me pidió matrimonio de una manera bastante peculiar, aún recuerdo mi asombro al ver el anillo en mi helado de fresa. Fue sencillo pero lleno de muchos significados para ambos. Camino por la calle hasta tomar un taxi, le doy la dirección de la Boutique y partimos.

Últimamente hemos estado ocupados con los preparativos de la boda, a pesar de ser algo íntimo se ha llevado su tiempo. Emilyd y Connor ya se casaron, fue una boda muy digna de una pareja tan explosiva como ellos, digamos que saltar de un avión no se ve todos los días. La felicidad ha tocado la puerta de todos nosotros y cada quien la ha dejado entrar a su manera.

Le pago al taxi y bajo encontrándome con una Emilyd muy emocionada que me abraza apenas pongo un pie en la Boutique, me da un poco de tristeza que Bella no éste aquí conmigo, en un momento tan importante en mi vida pero entiendo que su vida estuvo en pausa por mucho tiempo y ya era hora que la reanudara. Ahora mismo está en un viaje porque según ella tenía asuntos importantes con los que tratar.

Con ayuda de la intendenta me coloco el vestido de novia con los últimos arreglos ya hechos, quedo pasmada al verme. El vestido color blanco es corto llega un poco más debajo de mi rodilla, es ceñido en mi torso y con transparencia en mis brazos y hombros. Cae pomposo y con volumen. Tiene detalles como si el vestido estuviera cubierto de pequeñas flores blancas, eso fue lo que me enamoro desde un principio.

Escucho un chillido a mi espalda y veo a Emilyd con los labios abiertos y su mirada llorosa.

―¡Te ves preciosa, mujer! ―grita para hacerme dar una vuelta en el lugar ―Ben se volverá loco al verte, estoy seguro que se caerá de culo ―Sonrío negando con mi cabeza.

―Estoy tan feliz, al fin puedo decidir mi futuro sin miedo, sin temor a lo que pueda ocurrir ―Emilyd asiente y limpia mis lágrimas.

―Te adoro, mi Ying. Alcanzaremos nuestros sueños, lo sé... ¿Juntas? ―Paso saliva tratando de disipar el nudo en mi garganta.

En busca de mi Felicidad ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora