17. Gato Cheshire

57 8 21
                                    

Sia - Angel by the Wings.


Haven

Despierto totalmente desorientada, no puedo ver absolutamente nada, la habitación parece que hubiera sido absorbida por la noche. Un vago recuerdo surca mi mente, hay un olor extraño e intenso pero no logro entender qué es, rememoro cuando Grace me trajo al galpón y entiendo que estoy en la misma habitación donde hace unos días me golpeo con la cadena.

No entiendo como llegué acá, lo último que hice luego de bañarme fue llorar en la habitación de los espejos, luego no recuerdo absolutamente nada.

Mi cuerpo se estremece al escuchar la puerta abrirse, me alejo todo lo que puedo hasta sentir la pared chocar en mi espalda, uno de los guardaespaldas de Grace entre y deja frente a mí una manzana y un vaso de agua.

―Qué comprensivos, no quieren que me muera y me traen una manzana para no descompensarme y un vaso de agua para no deshidratarme ―Volteo mis ojos y tomo lo que me da pues me siento famélica.

―Eso no decías ayer y antes de ayer ―Frunzo mi ceño pues no recuerdo absolutamente nada de lo que dice, al parecer ve mi confusión porque sonríe de medio lado ― Madama te drogo para traerte aquí, los dos últimos días los has pasado en una especie de sueño alucinógeno por eso no recuerdas nada.

―¿Por qué me drogo?

―Para que no molestaras, agradece que Madama no te deja morir, solo estás viva por tu cuerpo y tu cara bonita, pobre Bruno que no corrió con la misma suerte ―Elevo mi vista del suelo al recordar nuestra huida, el auto derrapando, cuando corrimos por el bosque y luego Grace disparándole.

―No, no...

―Él mismo cavó su tumba al traicionar la confianza de Madama ―El vaso de vidrio cae de mi mano quebrándose al impactar contra el suelo, cierro mis ojos negándome a aceptar que murió a pesar de haberlo tenido en mis brazos, de haber visto como caía su cuerpo laxo y sus ojos se cerraban, no quiero aceptar que ya no está.

―Sácame de aquí, por favor ―Lo observo desde el suelo, sus ojos duros e inexpresivos me inspeccionan y luego niega con su cabeza.

―Mañana al amanecer saldrás, hoy tus amigas se irán. Tampoco podrás despedirte de ellas.

―¿Es hoy? ―pregunto asombrada por la rapidez con la que se están dando las cosas.

―Sí, y en dos días el intercambio. Madama se mueve rápido con sus negocios ―Me aterro al entender que mis horas se están acabando.

Su celular suena haciéndome respingar, me da un asentimiento de cabeza y sale de la habitación dejándome de nueva en la densa oscuridad.

La culpa crece en mi mente y se posa en mis hombros, no hay lágrimas ni sollozos, solo una inmensa sensación de vacío que me hace sentir ahogada, mi camino ahora es arena movediza y por más que trato de salir solo me hundo con cada paso que doy.

Sus ojos verdes se reproducen en mi mente, la manera en la que cuido de mí, se preocupó por mí, por mi bienestar y a pesar de su inmenso error fue al único que le importe lo suficiente... Él se arriesgó por mí, rompió las reglas que Grace le había impuesto y ahora está muerto.

La imagen de una niña llega a mi mente, una niña indefensa con miedo a su realidad, a la verdad que la rodea, a la soledad que la embarga, esa niña soy yo...

Esa niña temerosa e insegura vive dentro de mí, se refugia en lo más profundo de mi alma.

En estos momentos me pregunto qué será de su hija, cómo estará ella, cómo se sentirá al saber que su papá está muerto o si algún día lo sabrá. Porque no importa cuántos errores cometan nuestros padres, ellos siempre serán nuestros héroes.

En busca de mi Felicidad ©Where stories live. Discover now