9. Condenado

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Habits - Kevin & Karla.

Ben

Unos persistentes sonidos se escuchan a lo lejos, trato de acallarlos pero rápidamente me doy cuenta que son ronroneos y quien los hace tiene sus brazos a mi alrededor, mientras deja húmedos besos en mi cuello, me desperezo y me doy la vuelta para encontrarme con unos ojos ámbar adormilados.

―Hola bebé ¿Cómo amaneces? ―suspiro y escondo mi rostro tras mis manos. Lo hice otra vez.

Ella sigue hablando pero no tengo mente para prestarle atención a sus palabras, su voz ronca no tienen ni el más mínimo efecto en mí, solo logra incomodarme.

―Katty, creo que ya debes irte ―La desilusión pinta sus facciones pero solo son segundos, no tarda mucho en ponerse de pie colérica y ponerse su ropa, no dice más que un adiós antes de desaparecer por la puerta.

Aparto mis manos y observo el techo con una sensación extraña rondando en mi pecho, tomo la almohada a mi lado y tapo mi rostro y seguidamente doy un grito de frustración. Por más que quiero no puedo sacarla de mi cabeza, Katty no tiene sus ojos como el cielo, no posee ese hermoso cabello castaño que cae como una cascada, ella no despierta nada en mí, Katty no es Haven.

La puerta principal se cierra por un portazo, me pongo de pie y luego camino hacia el baño, me apoyo en el lavamanos y dejo guindar mi cabeza, no reconozco al hombre que veo en el espejo, me he descuidado de una manera horrible, mi cabello ha crecido y casi cubre mis ojos, mi barba esta larga y eso es algo que realmente odio, me hace ver muy desaliñado, mis ojos están irritados e hinchados... Aunque no lo quiera aceptar, me estoy perdiendo entre tanto dolor.

Saco la ropa de mi cuerpo y me adentro a la ducha, dejo que ésta se deslice por mi piel hasta sentir que mis músculos se relajan un poco, los meses pasan tan lentos y el vacío en mi alma amenaza con acabar conmigo, el trabajo es lo único que me ayuda a distraerme pero tan solo un segundo libre y sus recuerdos atacan sin piedad mi corazón, sus risas, sus ocurrencias... Toda ella.

Salgo de la ducha y me coloco un mono de chándal, necesito respirar y estar acá encerrado no ayuda, camino con la decisión de ir hacia la piscina pero me detengo al encontrarme con Emilyd y Connor, ambos par de ojos me observan escudriñándome, resoplo y me dejo caer en el sofá para esperar lo que sea que me dirán, aunque por sus caras sé que no me agradará.

―Ya es suficiente, Ben ―dice Connor al sacar una bolsa transparente con ocho botellas de Wisky vacías, ruedo mis ojos y me pongo de pie.

―¿Quién te crees para revisar mis cosas? ―sentencio, le arrebato la bolsa la bolsa de las manos y la tiro a una esquina de la sala.

―Somos tus amigos y nos preocupamos por ti, ya no te reconozco Ben. ¿Crees que beber y meterte con cuánta puta encuentres hará que ella regrese? ―Observo a Emilyd, sus ojos se humedecen por las lágrimas contenidas y pareciera que una tormenta amenazara con caer ante el cambio de color de su mirada.

―Pues saquen sus cabezas de sus traseros, yo no necesito su ayuda y me meto con quien me dé la gana ―Me doy la vuelta sin esperar respuesta pero la mano fuerte de Connor me detiene.

―Estas actuando como un egoísta ―Me suelto de su agarre sin voltear a verlo ― Crees que eres el único que está sufriendo con toda esta situación pero mira malditamente a tu alrededor, todos sufrimos y ahora tú con esa actitud solo causas más daño ―agrega y me atrevo a mirarlo, su mirada me demuestra que está dolido al igual que Emilyd, solo que ella no oculta sus lágrimas.

Lo observo por unos segundos luchando con el nudo en mi garganta.

―Jamás entenderán lo mal que me siento, ella era todo para mí y aún lo es, y lo saben ―Me alejo con dirección a la cocina, escucho algunos murmullos y luego la puerta cerrarse.

En busca de mi Felicidad ©Where stories live. Discover now