26. Razones

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"Corazones rotos que olvidaron lo que es fe"

Million Reasons - Kevin Vásquez


Haven

Abro mis ojos aun adormilada, tengo calor, mucho calor. Algo pesa en mi cintura, enfoco y logro vislumbrar a través de la oscuridad de la noche un cuerpo a mi lado. Elevo mi vista y observo detenidamente al hombre que tanto amo. Sus ojos están cerrados, sus pestañas largas y crispadas casi tocan sus pómulos. Sus labios entreabiertos me atraen e hipnotizan, rememoro la manera en la que me saco de aquella pesadilla donde mi piel ardía por las llamas.

De un momento a otro el fuego se apagó y la presión de su boca con la mía colonizo todo, aparto los demonios y me elevo hacia el cielo. Él me miraba ansioso luego de aquel beso, no obstante volvió a besarme, y la verdad se lo agradezco porque necesitaba su contacto.

La manera dulce y tierna en la que me trato. Sus labios. El cómo me tranquilizo. Todo está haciendo mella en mi tan cansada mente.

Ese beso no me hace olvidar el hecho de que no creyó en mí, que solo se tomó el tiempo para juzgarme y empujarme a la boca del lobo. No le importe lo suficiente para detenerse a pensar en mi bienestar, solo le importo su corazón roto.

Sin pensar que mi corazón también se estaba quebrando y mi alma se desmoronaba en mi interior.

Con cuidado me yergo, llevo mis piernas a mi pecho y las envuelvo con mis brazos, lo observo y me pregunto...

¿Puedo perdonarlo? La respuesta es sí, sí podría sin importar que él no me perdone por haberle ocultado parte de mi historia.

¿Lo amo? Por supuesto que sí, cada pedazo de mi corazón lo ama con una fuerza abrumadora.

Mi mano toma vida y se escabulle entre sus hebras rubias, me permito acariciarlas y sonrío. Si no fuera por el inmenso agujero que siento en mi pecho pensaría que nada ha pasado, que esta sería una de esas noches en la que no podía dormir y me quedaba observándolo hasta que amanecía.

Cuando despertaba y veía mis oscuras ojeras avisaba al trabajo que no iría ―aunque eso le acumulara más trabajo al siguiente día― para quedarse el día conmigo. Se aseguraba que comía y dormía lo suficiente, acariciaba mi cabello hasta que me dormía entre sus brazos.

Cuanto quisiera que esos días volvieran, que todo fuera como antes. Tomo el teléfono de la mesita de noche y observo la hora, frunzo mi ceño porque en realidad no es de noche como pensaba, son más de las nueve de la mañana.

Volco mis ojos. Él y su costumbre de poner cortinas oscuras para dormir hasta tarde, siempre peleábamos por eso y siempre terminaba cediendo ante sus besos. Soy débil ante sus besos.

Niego al ser consciente del rumbo de mis pensamientos. No debo hacerme ilusiones, él no me ama... Sin embargo su respuesta a mi pregunta de anoche mantiene viva una pequeña chispa de esperanza.

« Ella nunca se ha significado ni significara nada, ella fue un gran error »

Mi cabeza le da muchas vueltas a sus palabras, a gran parte de lo sucedido y llego a una conclusión... Tal vez aun me sigue amando, puede que ese fuego que entre ambos existía aun este encendido en su corazón.

Quizá no haya olvidado nuestro amor del todo, y no importa que me esté ilusionando, prefiero pensar que aún me ama a dar por sentado que su amor por mí murió.

Tomo mi franela de lana del suelo y me la coloco, no recuerdo habérmela quitado pero no le doy importancia. Apoyo mis codos en mis rodillas para esconder mi rostro en mis manos, limpio las lágrimas de las que apenas soy consciente.

En busca de mi Felicidad ©Where stories live. Discover now