Aún recuerdo ese día, intentaba mover a mi gente para rescatarlas a las dos, en el ambiente se notaba la tensión y desesperación. Sabíamos a quién nos enfrentábamos, que el tipo era capaz de todo...Pero no de quitarme a mi niña.
Cuando ví su cuerpo...
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Desperté en mi cama, desorientada y sin saber muy bien donde me encontraba, al mirar a mi alrededor me di cuenta que mis padres se encontraban en la otra punta de la habitación, los dos conversando al mismo tiempo que me daban la espalda, alcanzo a oír unas palabras de mi madre.
-¡Tenemos que hacer algo al respecto, nadie le toca un pelo a mi niña!- Mi madre estaba FURIOSA, más que FURIOSA. Si pudiera ella mataría con sus propias manos.
-¡Tienes que calmarte Sophia! Así no vamos a lograr nada, tenemos que pensar con sensatez. Ese tipo terminará tras las rejas.- Parece rato pero mis padres son muy diferentes, Sophia es más impulsiva y se deja llevar por sus emociones, mientras que mi padre Martín es más sereno y se detiene a pensar las cosas en frío.
Tomé noventa de mi papá y diez de mi mamá, ya que muy pocas veces dejo que mis impulsos tomen el control. La que me ha criado se acerca a mi, y acaricia mi cabello a la vez que me ve con dulzura y compasión. Inmediatamente siento que las lágrimas empiezan a descender.
-¡Lo siento!- Finalmente rompo en llanto.
-¿Por qué te disculpas mi niña? No llores mi princesa.-
-Es que ustedes me lo dijeron desde un principio, tu-tu...tuve que haber escuchado sus consejos desde el principio y no los hubiese hecho pasar por esto.- Pongo mis manos en mi rostro y sigo llorando.
-¡Hija! Tú no tienes por qué disculparte, la culpa es de ese hijo de perra por haber perdido a una chica tan especial como tú. No sabe en lo que se ha metido.- Deposita un beso en mi frente y sabes que estando en los brazos de tu madre no pasará nada malo, no importa la edad que tengas.
Los brazos de mamá siempre será tu vuelta a casa...
Horas más tarde...
Las siguientes horas se pasaron dando declaraciones para contribuir en la demanda en el departamento de la policía, el cansancio ya me estaba matando y apenas eran las 9:42 pm. Al ir al baño de la estación para refrescarse un poco y analizar mejor lo que estaba pasando noto que el golpe ya estaba tomando color en la mitad de mi pómulo y parte de mi ojo a pesar de haber colocado hielo en la zona. Retoco mi labial y salgo del baño, mi mejor amiga me estaba esperando afuera.
-¿Estas bien?- Me ofrece un café con leche y crema batida.
-Si, cansada de hacer declaraciones y realizar papeleo.-
-Lo importante es que vamos a meter a ese hijueputa tras las rejas.-
-Si.- Doy un sorbo a la bebida caliente entre mis manos.
-Ya mi hermano viene en camino, estaba haciendo las compras para la casa.-
-¿¡Enserio viene para acá!?- Empiezo a mirar hacia todos lados y arreglando mi cabello.
-¡Cálmate mujer! ¡Pareces puberta cuando le dices que viene su crush!- Dejo de hacer el gesto que inconscientemente empecé a hacer.
